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El deterioro de las perspectivas económicas

El miedo a una nueva crisis bancaria tumba las Bolsas y dispara las primas de riesgo

El sector financiero europeo sufre el mayor castigo y las autoridades de la UE llaman a la calma -El temor beneficia a los valores refugio como el oro o la deuda pública alemana

El miedo a una nueva crisis bancaria en Europa volvió a pasar factura a las bolsas del continente con otra jornada aciaga, que se extendió al otro lado del Atlántico, reflejando la inquietud general por un cóctel de indicadores globales poco tranquilizadores. Detrás del nerviosismo de los inversores está el bajo crecimiento e inflación muy tenue pese a la ofensiva monetaria de los bancos centrales, hundimiento de los precios de las materias primas, ralentización y dudas sobre China, frenazo de otras economías emergentes, síntomas de enfriamiento de EE UU -que está actuando como locomotora- y dudas sobre la solidez de algunas entidades crediticias, caso de las italianas y del gigante alemán Deustch Bank (que perdió 6.800 millones en 2015) , sumado al temor a un contagio al conjunto del sistema financiero si se confirmasen los malos augurios.

Diversas autoridades europeas (el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici; el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem; y el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble) llamaron a la tranquilidad y Moscovici respaldó la solvencia bancaria, pero estas declaraciones no fueron suficientes para amainar las nervios. Luis de Guindos, ministro español de Economía en funciones, recuperó la vieja controversia de 2007-2008 entre recesión y desaceleración y aseguró que estamos ante "una desaceleración y no ante una recesión". Por la tarde, el Fondo Monetario Internacional expresó su preocupación por la cotización de los bancos y reclamó, según Europa Press, más saneamiento de balances, una supervisión más dura y medidas contra la deuda "tóxica".

Sin la referencia de las bolsas asiáticas (no operó la de Tokio y tampoco las chinas de Shanghái y Shenzhen), Europa se coloreó de nuevo de rojo, tras el respiro de la víspera, y reanudó con fuerza la cascada de pérdidas. El índice selectivo español Ibex 35 cedió el 4,88%, su mayor caída desde agosto, cuando el mundo se convulsionó a causa de los parqués chinos y de la inesperada depreciación del yuan. Todos los valores del Ibex cerraron en negativo y el castigo fue muy incisivo en el caso de la banca: Bankia cedió el 7,64%; Liberbank, 7,3; BBVA, 7,14; Santander, 6,87; Caixa Bank, el 6,74; Banco Popular, el 5,85; Sabadell, 5,57 y Bankinter, el 5,1%. El resto de las grandes plazas también sufrieron mermas relevantes, sobre todo Milán, que retrocedió el 5,63% por el temor a la situación del sector financiero italiano. Por detrás de los descensos de Milán y Madrid se situaron los de Paría (4,905), Londfres (2,39) y Fráncfort (2,93).

En todos los casos, el sector financiero fue el que concentró los mayores desasosiegos. En el castigo a la banca se entremezclan las dudas sobre algunos grupos financieros europeos con las exigentes condiciones generales en que se mueve el sector, aún con exceso de capacidad, un estrechamiento de márgenes muy exigente a causa de los bajísimos tipos de interés, la convicción de que ese escenario persistirá a la vista de la bajísima inflación, la creencia de que el Banco Central Europeo podría endurecer aún más en marzo los tipos negativos para los bancos que depositan sus excesos de liquidez en sus cuentas en el banco emisor, la creciente exigencia regulatoria de mayores ratios de solvencia y, por añadidura, los pronósticos de desaceleración que han emitido desde enero Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea, y anteayer la Reserva Federal.

Su presidenta, Janet Yellen, declaró ayer aunque pretende continuar con el ajuste monetario, no descarta recurrir a los tipos negativos en los depósitos de la banca si fuese preciso, informó Efe, como ya han hecho el BCE y otros bancos centrales. La subida del euro por la creencia de que la Reserva Federal aplazará futuras subidas de tipos también atenazó a los inversores europeos.

El miedo benefició a los valores refugio: el oro subió el 4% y también se apreció el bono alemán, que redujo por ello su rentabilidad al 0,188%, mientras subieron los de la periferia, acentuando así sus primas de riesgo. La española subió a 159 puntos básicos. El petróleo siguió a la baja, con el barril de tipo Brent en 30,3 dólares mientras el Texas llegó a caer a 26,21 dólares.

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