El Gobierno de Portugal ha acatado finalmente las directrices de las autoridades comunitarias, que le habían exigido un esfuerzo adicional en la adopción de medidas para reducir el déficit público. El Ejecutivo socialista subirá impuestos a los combustibles, el tabaco, los coches y las actividades financieras para recaudar 675 millones extra, según los cálculos publicados por el diario Expresso. El grueso de las medidas implica tocar impuestos indirectos, que afectan a todos los consumidores independientemente de su nivel de renta. Por ejemplo, cada litro de combustible será gravado con una tasa de entre seis y siete céntimos, lo que situará a Portugal como uno de los países más caros para repostar de Europa. Lisboa había propuesto elevar los precios en cuatro o cinco céntimos, pero para Bruselas era insuficiente. Con esta medida prevé ingresar 120 millones de euros.

Pero el paquete que más beneficiará las arcas públicas será el encarecimiento de los créditos al consumo, los combustibles (ya mencionados) o el que afecta al tabaco y la matriculación de vehículos. Un conjunto de planes -la prensa lusa recoge declaraciones que hacen referencia a medidas de austeridad "de izquierdas"- cuantificado en 290 millones. El hecho de que para los socialistas sea una austeridad progresiva se debe a que gran parte de la recaudación procederá de la banca. Las entidades financieras deberán abonar una contribución extraordinaria, un gravamen de transacciones o el fin de la exención para el pago del IBI de los fondos inmobiliarios. Tendrán que pasar por caja no solo los bancos portugueses, sino los extranjeros con presencia en el país. Es el caso de BBVA y Barclays. El último fue adquirido por CaixaBank, que rehusó tomar los activos lusos. Este paquete reportará otros 390 millones. A mayores Portugal preservará el IVA al 23% para las bebidas en la hostelería.

El ministro de Finanzas, Mario Centeno, fue el encargado de presentar ayer esta batería de medidas a sus socios. Para defenderlas ha argumentado que la mayor parte de las subidas de impuestos no tendrán impacto sobre las familias e hizo hincapié en una mayor aportación de la banca y las empresas, si bien tanto el gravamen extra a la compra de coches y en los combustibles sí afectará al bolsillo de los ciudadanos.

Según la prensa lusa, la "lógica" del Partido Socialista portugués se mantiene porque habrá más protección social y se reducirán los incentivos para los créditos al consumo y las importaciones (para ganar competitividad en el exterior y equilibrar la balanza comercial). Por otro lado, porque, aseguran, se reducirá la presión fiscal sobre los trabajadores. El FMI prevé un crecimiento de la economía portuguesa del 1,9% para 2016.