La nueva política de comisiones bancarias por el uso de cajeros automáticos ajenos a la entidad del cliente ha conducido a un movimiento de alianzas comerciales entre entidades que permitirá a los usuarios disponer de más alternativas para evitar los cargos, o al menos suavizarlos. La existencia de doble comisión -la banca ya se cobraba entre sí una tasa por este servicio y la repercutía en los usuarios- llevó al Gobierno a dictar una norma que cortó ese riesgo. El sistema quedó definido así: el banco propietario del cajero podrá cobrar una sola comisión, pero no directamente al usuario, sino al banco emisor de la tarjeta, que luego podrá optar por repercutirla o no en su cliente.

Las principales entidades españolas (CaixaBank, Santander y BBVA) no cobrarán a sus clientes por operaciones de retirada en efectivo de los cajeros, pero sí repercutirán a los demás bancos emisores de tarjetas entre 1,5 y 2 euros por operación. Esta semana se conoció una segunda alianza, capitaneada por Banco Sabadell y Bankia. La integran además Abanca, Kutxabank, Ibercaja, Grupo Liberbank, BMN, Unicaja, Caja España-Duero, CajaSur, Caixa Ontinyent, Colonya Caixa Pollença y Cecabank. En su caso los recargos serán los siguientes. Si un cliente de Abanca quiere retirar dinero de un cajero de Ibercaja, el coste será de 45 céntimos. Si el mismo usuario utiliza un cajero del Sabadell o Bankia el recargo se elevará hasta los 65 céntimos. Para los clientes de cualquier otra entidad financiera ajena a esta alianza, el coste de la operación será de entre 1,5 y 2 euros. En Galicia la red Euro 6000 está formada por 1.104 cajeros automáticos.

Un tercer acuerdo, esta vez entre Banco Popular (que integra al Pastor), Bankinter y Cajamar, establece un coste de entre 60 y 80 céntimos para las operaciones que los clientes hagan en estos cajeros (cuando no sea su entidad propia). Aquellas personas que no tengan una cuenta en una de estas tres entidades deberán pagar un euro por la retirada en efectivo.