Pescanova no ha sorteado todavía todos los obstáculos para certificar que está a salvo de la liquidación. Por este motivo el consejo de la multinacional no solicitará que las acciones de la pesquera vuelvan a cotizar hasta, al menos, mediados de 2015, cuando la banca prevé tomar el control de la sociedad. Así lo aseveró ayer el consejero Diego Fontán -esposo de la empresaria asturiana Carolina Masaveu-, quien presidió la junta extraordinaria de accionistas celebrada en Chapela a las ocho de la tarde. "En absoluto existe la certeza de que no puedan sobrevenir causas que provoquen la entrada en liquidación" de Pescanova, ratificó al iniciar la asamblea y a preguntas de la asociación de accionistas minoritarios AMAP. La razón, según esgrimió, es que la compañía es un holding de empresas, y todas las filiales españolas -a excepción de Hasenosa, de Porriño-, están en concurso de acreedores. Por tanto, "persiste" el riesgo de incumplimiento del convenio de acreedores.

"Las filiales en concurso aportan el 80% de la cifra de negocio" de Pescanova, explicó Fontán, que ejerció como presidente de la asamblea por mandato judicial. Estas mismas filiales acumulan 800 millones de deuda, que también deberá sufrir una quita. "Las incertidumbres desaconsejan el levantamiento de la suspensión de la acción", declaró ante los asistentes. A mediados de 2015 se verá "si procede" solicitar la vuelta al parqué, zanjó. Los títulos de Pescanova permanecen bloqueados desde marzo de 2012 a un precio de 5,91 euros cada uno. Esto no ha impedido, por contra, que accionistas como Masaveu se hicieran con el 7,1% del capital social en el llamado mercado gris bursátil. De hecho la empresaria tomó 975.000 títulos del grupo pesquero a 0,0052 euros por acción el pasado mes de abril.

La junta

Al margen de la vuelta a Bolsa de Pescanova, la junta celebrada ayer consumó un primer cambio de ciclo en la empresa pesquera. Con un quórum del 54,76% de los accionistas, Pescanova consiguió sacar adelante dos puntos fundamentales de la orden del día. En primer lugar, el nombramiento de Ernst&Young como nueva auditora externa de la multinacional para los ejercicios 2014, 2015 y 2016. La anterior responsable de auditar las cuentas, BDO, presentó su renuncia -está imputada por su presunta responsabilidad en la quiebra de la compañía-.

Por otra parte, pese al rechazo de accionistas minoritarios y a propuesta del consejo de administración, Pescanova cerrará el ejercicio fiscal de 2014 este domingo día 30 de noviembre. La razón, como avanzó FARO, es la de evitar un tasazo fiscal en el Impuesto de Sociedades. La empresa recordó a los asistentes que el Gobierno prepara una "modificación" en esta tasa y que, por lo tanto, existen "incertidumbres" sobre cómo puede afectar a las cuentas de Pescanova. Dado que la quita aplicada a los acreedores ha aflorado un beneficio superior a los 1.700 millones de euros -a cierre de septiembre-, la multinacional evita así tener que desembolsar una fuerte cantidad de dinero por un resultado que solo es fruto de las pérdidas asumidas por los acreedores, fundamentalmente financieros.

A la banca, futura dueña de la empresa, se dirigió el abogado Felipe Izquierdo, que representa a diez accionistas presentados en la causa que se instruye en la Audiencia Nacional. "La nave de Pescanova se hundió", dijo, y solicitó al consejo que "transmita a la banca" la necesidad de que los pequeños accionistas sean resarcidos por el colapso de la empresa. Pescanova, por último, no facilitó a los accionistas el informe completo de KPMG -que desveló graves irregularidades contables en la empresa desde, al menos, 2010- para salvaguardar cláusulas de confidencialidad y por contener "datos personales". Tampoco entregó el plan de viabilidad de PwC, sustituido por el convenio de acreedores.