"Los números del proyecto no dan". La dirección del centro de Vigo de PSA Peugeot Citroën comunicó ayer a los jefes de servicio y a los secretarios generales de las principales secciones sindicales de la planta que, a día de hoy, Balaídos no garantiza las condiciones de rentabilidad necesarias para acoger el lanzamiento de la próxima generación de vehículos comerciales ligeros (furgonetas) de la multinacional francesa. La última revisión del proyecto K9 por parte de la comisión ejecutiva de PSA, al frente de la cual está el presidente Carlos Tavares, concluyó que ni Vigo ni Trnava (la planta eslovaca rival en la puja por las furgonetas) cumplen con las exigencias previstas a estas alturas del proceso de adjudicación, y en el caso de Balaídos le ha dado un mes de plazo para mejorar en cuatro factores para seguir en la carrera por estos nuevos vehículos: inversiones, logística, proveedores y costes laborales.
Según indicaron ayer fuentes sindicales a este periódico, la empresa argumenta que el K9, por el volumen de vehículos que supondrá (unas 200.000 unidades anuales, con un ciclo de vida en el mercado próximo a diez años), es un proyecto de especial trascendencia económica por el impacto que tendrá en la recuperación del grupo. Pero solo si se garantiza su rentabilidad. "En caso contrario, nos advierten de que podría suponer un problema para la recuperación de PSA", indicaron las mismas fuentes. Para evitar que esto ocurra, la multinacional francesa ya no esconde la necesidad de reducir la tasa de la mano de obra, que, según trasladó ayer a los sindicatos, representa en Vigo el 54% de los costes de fabricación de un vehículo.
Por ahora, la dirección de Balaídos no ha explicado qué fórmulas podría adoptar para reducir la tasa de la mano de obra. Empresa y sindicatos se han citado para el próximo lunes para abrir una ronda de negociaciones y abordar directamente este tema. Las centrales ya dejaron claro durante la reciente campaña electoral para la conformación nuevo del comité de empresa que rechazan una bajada de salarios, argumentando que existen otros mecanismos para mejorar la competitividad de la fábrica que tocar el bolsillo de los empleados.
Pero los deberes impuestos por el comité ejecutivo de PSA a Vigo van más allá de los costes laborales. En la siguiente reunión del comex (comité ejecutivo), que se celebrará aproximadamente dentro un mes, Balaídos debe haber conseguido mejoras en otros factores como inversiones, logística y proveedores. Esa nueva revisión o hito del proyecto (los técnicos del proyecto utilizan la palabra francesa jalon) podría ser la última antes de que el grupo determine si sigue adelante con el K9 y en qué planta se ensamblará.
En materia de inversiones, PSA exige reducir los costes de industrialización y las inversiones necesarias en Vigo para asumir este triple lanzamiento (el K9 podría incluir por primera vez una tercera silueta de Opel, como avanzó FARO en exclusiva), así como potenciar las sinergias del polo industrial Vigo-Mangualde (la planta satélite de Balaídos en Portugal, que también fabrica furgonetas). En logística, el grupo francés quiere solventar las deficiencias actuales en esta materia y acelerar el plan de logística interna y externa que se está desplegando en la factoría, con cambios que afectarán al aprovisionamiento en el borde de línea y nuevas automatizaciones.
El último punto afecta directamente a los proveedores (outsourcing). PSA urge mejorar la eficacia y los costes de los fabricantes de componentes locales y que esa mayor competitividad se traslade directamente de Balaídos. Y sigue adelante con su objetivo de incrementar las compras en mercados low-cost y de que piezas que ahora se importan desde Francia o Alemania se fabriquen en territorio gallego. En este sentido, PSA exige que el 80% de los componentes de estos nuevos vehículos se fabriquen en España, Portugal y Marruecos. La advertencia de PSA ha llevado al grupo de técnicos encargados del proyecto en Vigo (task force) a agilizar las gestiones para obtener estas mejoras en el plazo de un mes.
