En los últimos veinte años, la pesca extractiva para consumo humano se mantenido relativamente estable entre las 50.000 y 60.000 toneladas al año, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La producción de pescado en cautividad, la acuicultura, ha pasado de las 5.000 toneladas en 1980 a las más de 70.000 en 2012, de acuerdo a la misma organización. Esta tendencia se repite en los estados contables de Pescanova, ya que -al menos- durante los tres últimos años la facturación de la acuicultura ha duplicado la de la pesca tradicional. Además de publicar las cuentas de 2013 -con pérdidas de 719 millones-, la compañía gallega corrigió las de 2011. Aquí se aprecia que la facturación de la que informó la antigua cúpula dista bastante de la real (y corregida). En todo caso, mantener una estructura potente de producción acuícola -tanto de rodaballo como de langostino vannamei- es fundamental para que Pescanova siga compitiendo a nivel mundial.

En 2013, pese a todo, la empresa logró facturar más de 1.000 millones de euros, de los que la mayor parte se corresponde al entramado industrial y comercial. Una red potente y envidiada -deseada por los alemanes de Dr. Oetker, por ejemplo- que generó ventas por 850,787 millones de euros. Aquí se notó de forma muy notable tanto el concurso de la matriz como de su brazo de comercialización, la trader Pescafina. Los ingresos cayeron, en este segmento, un 22%. Por su parte, la acuicultura aportó 465,8 millones de euros. En cambio la pesca tradicional generó cerca de 239 millones de euros, según los datos auditados por BDO. La suma de todos estos conceptos en muy superior a los 1.063 millones que ingresó Pescanova en 2013, como informó ayer este periódico.

Ajustes

¿Por qué? La compañía y la auditora han tenido que hacer fuertes ajustes de consolidación de los estados contables, como expone en la memoria anual. Estas modificaciones lo que hacen es suprimir operaciones realizadas entre empresas pertenecientes al grupo, por ejemplo. Si Novaguatemala computase las ventas realizadas a Pescafina, y Pescafina hiciese lo propio, se estaría duplicando el mismo concepto. Este es el ajuste básico que se ha tenido que hacer, máxime teniendo en cuenta que hasta el 80% de las operaciones comerciales en 2011 y 2012 no se correspondieron, según Deloitte, a traspasos reales de mercancías.

En 2011, según los datos corregidos difundidos este martes, las ventas de la pesca rozaron los 393 millones de euros, y pasaron después a los 302 millones en 2012. Pero en 2013 no llegó a facturar 240 millones de euros. La respuesta, al margen de los ajustes realizados en las cuentas, está en gran medida en Chile. Como publicó ayer FARO, Pescanova ha dejado de consolidar los datos de Pesca Chile, la filial con la mayor flota de buques del país andino -con nueve barcos-. Estos buques, según la información de LarrainVial y Landmark Capital, poseen derechos exclusivos de pesca y cuotas por 25.000 toneladas, aunque en el último año del que hay datos (2012) faenaron 17.000 toneladas de merluza austral -muy cotizada en Estados Unidos-, bacalao o calamar gigante, que sirve para hacer el famoso surimi de Pescanova.

Las mismas razones explican, en parte, la caída del 24% en las ventas de productos acuícolas, ya que en Chile están las únicas granjas de salmón del grupo, capaces de sacar al mercado 48.000 toneladas al año de salmón coho, atlántico y trucha. Además, Pescanova Brasil (con plantas de tilapia) está en concurso, y la planta lusa de Mira no ha tenido apenas actividad en 2013.