El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, dijo que el organismo mantiene como meta que la inflación se aproxime al 2 % y que no permitirá "un período prolongado de tasas demasiado bajas o incluso negativas".

Draghi no descartó tomar medidas en breve, aunque consideró "clave" medir correctamente los tiempos, al inaugurar el foro "Política monetaria en un contexto económico en evolución", que se celebra en Sintra, a unos 30 kilómetros de Lisboa.

Esta conferencia -que comenzó el domingo con una cena para los invitados y terminará mañana- reúne a más de 150 personalidades, entre ellas los presidentes de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, y del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.

Esta cita ha generado cierta expectación, ya que Draghi reconoció recientemente que el BCE podría actuar en junio contra la baja inflación y la elevada tasa de cambio del euro en comparación con otras divisas.

"Medidas preventivas podrían ser necesarias", admitió de forma comedida el máximo responsable de la entidad comunitaria, quien insistió en que existe el riesgo de "enraizamiento" de una baja inflación con una caída de las expectativas de precios y crédito, especialmente "en los países en dificultades".

El dirigente italiano alertó de que en un contexto así, "las familias y las empresas pueden aplazar inversiones, en un ciclo clásico de deflación".

"Las restricciones en el crédito -por parte de las entidades financieras- son un freno a la recuperación de algunos países", subrayó Draghi, quien advirtió de que si los bancos continúan reduciendo la concesión de préstamos, Europa podría caer "en una peligrosa espiral negativa".