La mejora del PIB se apoya en la demanda interna y surgen dudas sobre el saldo exterior

Reaparecen el déficit externo y la salida de capitales

JAVIER CUARTAS

El crecimiento de la economía española del 0,4% en el primer trimestre, dos décimas más que en el trimestre precedente, y la reconducción gradual del déficit del conjunto de las administraciones en 2013 (pese al empeoramiento del descubierto del Gobierno central respecto a 2011) están apuntando a una mejora de la demanda interna (en parte, gracias al sector público) pero a costa de una tendencia al debilitamiento de la corrección del déficit exterior y del endeudamiento externo de España.

La corrección de la deuda externa española (que es uno de los mayores desequilibrios de la economía nacional, cuantificados en 1,66 billones brutos y 0,98 billones netos) es uno de los imperativos impuestos por los socios del euro a la economía española y la causa de las políticas de reducción salarial.

La mejora de la demanda interna y del PIB ha supuesto la reaparición del déficit exterior. Si en 2013 el país acabó con una capacidad de financiación excedentaria de 14.734 millones (1,5% del PIB), y se dijo que España empezaba a ser la Alemania del Sur, entre enero y febrero (y a la espera del cierre de los datos trimestrales) arrojó una necesidad de financiación exterior de 6.000 millones, y ello pese a las cifras récord de turistas extranjeros.

El Banco de España dijo en su boletín de abril que en el primer trimestre se apreció "un tono de menor fortaleza" de las exportaciones y "una aceleración de las importaciones".

Este capítulo es uno de los más inquietantes. La aportación de la demanda externa al PIB está reduciéndose por la mejora de la interna pero también porque la economía española está volviendo a ser muy importadora. Este explica que FMI y UE estén presionando a España para que baje los impuestos al factor trabajo compensándolo con una subida al consumo.

Las proyecciones del Programa de Estabilidad hasta 2017 que el Gobierno español acaba de mandar a Bruselas apuntan a un aumento de las exportaciones de bienes y servicios pero también a un incremento aún más acelerado de las importaciones, de forma que en 2017 la tasa de variación anual de las ventas al exterior (6,5%) será sólo 2 décimas mayor que la de las compras.

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