Salvador: un instinto especial

LUIS NOVOA DÍAZ*

Salvador Fernández Troncoso fue un emprendedor que dejó huella, un hombre hecho a sí mismo. Su inquietud le llevó a dejar el funcionariado. Apostó por fundar su propia empresa. Creativo y con un instinto especial para los negocios, "arriesgando pero con sentido común", como a él mismo le gustaba decir, progresó con constancia.

Además tenía la virtud de ser muy trabajador, tanto, que siempre se mantuvo activo y aseguraba que era lo único que sabía hacer: trabajar. Con trabajo y empeño generó empleo y riqueza, conformando un grupo empresarial de renombre.

Quienes coincidimos con él en la Asociación de Talleres de Reparación de Vehículos de la provincia de Pontevedra (ATRA), de la que fue fundador, fuimos testigos de su carácter, de su buena cabeza para los números y de su memoria, de su capacidad de negociación, de su rigor. Los ex presidentes de Seat Juan Miguel Antoñanzas y Juan Antonio Díaz Álvarez le admiraban por su tesón, por su empuje, y por no desmayar ante las adversidades.

Todos estos valores supo transmitirlos. Hombre por encima de todo familiar, inculcó a sus hijos y nietos la devoción por la familia, el emprendimiento y el asociacionismo, valores por los que será recordado.

*Presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP)

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