Fallece a los 98 años el fundador del Grupo Alvariño Inversiones, Salvador Fernández

Medalla de Plata de la Xunta, Vigués Distinguido y presidente-fundador del Club Financiero - Era el padre del actual presidente de la patronal gallega, José Manuel Fernández Alvariño

Salvador Fernández Troncoso, en uno de los concesionarios de su grupo.  // Efrén Rodríguez

Salvador Fernández Troncoso, en uno de los concesionarios de su grupo. // Efrén Rodríguez

VIGO

"Vigo nació de la nada, nace y renace; es una ciudad compleja, pero emprendedora y sigue siendo de mucho futuro". Así lo aseveró en una entrevista a FARO -en 2010- uno de los empresarios más importantes de Galicia, Salvador Fernández Troncoso. Emblema del emprendimiento y del liderazgo empresarial, fundador del Grupo Alvariño Inversiones (Galvin), Fernández Troncoso falleció este viernes a los 98 años de edad en su Ponteareas natal. "Lo único que sé es trabajar", repetía. Y el empresario, nacido en diciembre de 1915, se marchó tras acudir cada día a su despacho. Hasta el final. El cuerpo de Fernández Troncoso fue incinerado ayer en una ceremonia íntima por expreso deseo de la familia. El martes se celebrará su funeral a las 19:00 horas de la tarde en la iglesia Nuestra Señora de la Soledad de Vigo.

Al otro lado del teléfono a su hijo -y heredero del grupo familiar- José Manuel Fernández Alvariño le tirita la voz. Presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), Alvariño habla de su padre con admiración. "Era un magnífico padre, empresario y, sobre todo, amigo. Era un amigo, mi amigo", repite el empresario vigués. Tras un tortuoso silencio de tristeza de apenas cinco segundos, José Manuel solo es capaz de decir una cosa más. "Lo echaré muchísimo de menos". Además del presidente de la patronal, Fernández Troncoso era padre también de un hijo llamado como él, Salvador, con seis nietos y biznietos.

Salvador Fernández Troncoso fue presidente-fundador del Círculo de Empresarios de Galicia-Club Financiero de Vigo, como así lo atestigua un busto suyo en la sede de la institución que hizo Carlos Rodríguez González -Carlos Tesouro- en el año 2006. Se le otorgó como "un acto de justicia y un sincero testimonio del agradecimiento de los socios" de la organización como su fundador. Asimismo, recibió la condecoración como Vigués Distinguido y le fue otorgada la Medalla de Plata de la Xunta.

Un historial envidiable

Aunque es más conocido por ser empresario de referencia en el sector del automóvil, Fernández Troncoso se inició como empresario en el mundillo de la madera. Era funcionario en el Ayuntamiento de Vigo entonces, en 1940, cuando pidió una excedencia. Nunca volvió a trabajar detrás de la ventanilla. En 1941 se casó con Georgina Alvariño pero había fundado ya Maderas Peninsular, una sociedad con base en el puerto de Vigo que suministraba toda clase de maderas desde Galicia a la España de la postguerra. "Eran carreteras horribles -explicó a FARO para el suplemento Estela en julio de 2010-, no había gasolina sino gasóleo... En fin, que éramos pobres y entre 1940 al 45, tenían a España aislada. Pero así empezamos mi socio, Juan Ucha, y yo".

También tuvo una fructífera etapa como constructor en 1948, con obras en la calle Pontevedra, Ecuador, Panamá, Torrecedeira... Dejó el ladrillo en 1970. No había burbujas ni booms por entonces, pero Salvador Fernández ya vio que se construía por encima de la demanda real. "Yo conocí una buena época en la construcción de Vigo, pero también la mala. Hay que estar a las duras y a las maduras", proclamó en estas páginas. Pensaba que "la crisis actual -en 2010- no me asusta en la medida en que ya he pasado cuatro, y creo que constituyen una purga comercial o empresarial para poner los pies en la realidad". Reconoció, eso sí, que la actual crisis iba a ser "peor que las demás".

Llegó el motor

Fue en los años 50 cuando se adentró de lleno en el mundo del automóvil. "Fue en 1953, cuando construía en edificio de la calle Pontevedra -recordaba- que me visitó Luis Kaifer, que representaba en Vigo a la fábrica de motos Vespa. Quería comprar o alquilar el bajo porque le daban también la concesión de Seat y, viendo oportunidad de negocio, le propuse que en vez de comprarme o alquilarme hiciera sociedad conmigo". Así nació Kaifer y Cía. Compró después grandes terrenos en la Avenida de Madrid, donde luego edificaría para instalar distintas marcas. Fue un movimiento arriesgado pero, como él mismo afirmó, "en la vida siempre se arriesga para crecer y yo lo he hecho, pero hay que hacerlo con un cierto sentido común del riesgo".

Los que lo conocían hablan de Salvador Fernández Troncoso como hombre de familia, casado desde 1941 con Georgina Alvariño. Un hombre que citó entre sus colegas a Valentín Paz Andrade, Moisés Álvarez, José Fernández o su "buen amigo José García Costas". Así lo atestigua a FARO su hijo José Manuel. "Lo adoraba, tenían una relación excelente".

Ahora queda en manos de la familia, especialmente en las de Fernández Alvariño, la de dar continuidad a un complejo grupo de empresas que constituyó Salvador Fernández. El Grupo Alvariño Inversiones está formado a día de hoy por nueve sociedades multisectoriales: Carfer, Fercom, Riescontrol, Alfer, Serinfer, Voltfer, Troncalgestión, Troncalva y Démesix.

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