El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, marcó ayer más distancias con la reforma tributaria sugerida por la comisión de expertos que asesora al Gobierno. Montoro descartó nuevas subidas del IVA y afirmó que no habrá incrementos de impuestos indirectos sobre "ningún producto". Una de las líneas medulares de la propuesta de los expertos consiste en una "devaluación fiscal", consistente en una rebaja de las cotizaciones sociales, para estimular la creación de empleo, que se compensaría con aumentos de la imposición indirecta y, particularmente, con el IVA.

"Ningún producto subirá su tributación indirecta, ya lo he dicho muy claro. Ya hemos subido el IVA y hemos hecho un esfuerzo como sociedad. Ahora estamos mejorando y mejora la recaudación del IVA, que está contribuyendo a la corrección del déficit público. Además, la lucha contra el fraude puede aumentar la capacidad potencial de recaudación del IVA", remarcó el ministro de Hacienda, tras la celebración del Consejo de Ministros.

Las manifestaciones de Montoro contrastan vivamente con las propuestas de la comisión de hacendistas que preside Manuel Lagares. Su informe plantea, para compensar la merma de ingresos que supondría una rebaja significativa de cotizaciones a las empresas, elevar la recaudación del IVA y otros impuestos indirectos. El efecto que se busca es incentivar las contrataciones preservando la competitividad exterior de la economía. Según la tesis de los expertos, la penalización que implica para los hogares subir el IVA quedaría a su vez amortiguada mediante una rebaja del IRPF. La teoría es que las familias soportarían más carga fiscal por el IVA, pero tendrían más renta disponible.

El "informe Lagares" no plantea cambios en el tipo general del IVA, que ya subió del 18% al 21% en 2012. Tampoco en los bienes que están protegidos por el tipo superreducido (entre ellos, alimentos esenciales como el pan, la leche o los huevos). La comisión sugiere, en cambio, que parte de los bienes y servicios que tributan al tipo reducido (10%) pasen a hacerlo por el tipo general (21%). Para evitar impactos en sectores considerados estratégicos, se dejaría fuera de esa subida la vivienda, el transporte y los servicios ligados al turismo. Sí resultarían afectados productos básicos, como la carne, el pescado, el café, los zumos o la comida para bebés.

La posición expresada ayer por Montoro coincide también con unas manifestaciones recientes del ministro de Economía, Luis de Guindos. "Yo el IVA lo dejaría como está", dijo el miércoles De Guindos, al que se atribuyen discrepancias con el titular de Hacienda a cuenta de la reforma tributaria.

Ambos ministros tuvieron pronunciamientos similares en 2012. De Guindos manifestó en abril de ese año que el IVA no subiría y Montoro descartó un incremento del tributo en declaraciones realizadas en enero y en marzo. En el mes de julio 2012, en el contexto de las presiones europeas para recortar el gasto público y elevar los ingresos tributarios, el Consejo de Ministros aprobó el incremento del IVA que entró en vigor en septiembre. Supuso, además de elevar el tipo general al 21%, una reclasificación que afectó a bienes y servicios que dejaron de estar gravados con los gravámenes reducidos.

En el ámbito de la comisión de expertos se considera que el alcance preciso de la reforma tributaria que abordará el Gobierno y su grado de coincidencia con el "informe Lagares" no se conocerá hasta que, una vez pasadas las elecciones europeas del mes de mayo, el Consejo de Ministros lance el anteproyecto de ley para su tramitación parlamentaria. La reforma tributaria debe entrar en vigor en 2015.