Los negociadores de la Eurocámara y de los Gobiernos de los Veintiocho alcanzaron ayer, tras una maratoniana ronda final de 16 horas de negociaciones, un acuerdo sobre el mecanismo único de liquidación de bancos en crisis -y el nuevo fondo de 55.000 millones para financiar las quiebras-, lo que permite completar una unión bancaria europea. El compromiso debe ser ratificado por los Estados miembros en los próximos días y la Eurocámara lo votará en su último pleno en la semana del 14 al 17 de abril, aunque no se esperan problemas en estos trámites. Este paso es decisivo para la creación de la unión bancaria, el proyecto económico más ambicioso del club europeo desde la creación del euro.

El mecanismo único de liquidación es el segundo pilar de la unión bancaria y su objetivo es que sean los bancos y no los contribuyentes los que paguen la factura de futuras crisis. "Junto con las reformas en el sector financiero en los 28 Estados miembros, la unión bancaria completada pondrá fin a la era de rescates masivos", señaló el comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier.

Gracias a este acuerdo la Unión Europea dispondrá ya de una institución encargada de vigilar por el sector financiero, el Banco Central Europeo (BCE), y de un organismo que reestructurará y liquidará los bancos cuando se encuentren en riesgo.

El llamado Fondo Único de Resolución estará dotado con 55.000 millones en un plazo de ocho años a contar desde 2016. El dinero lo aportarán los bancos de la zona euro en función del peso de su país y del riesgo en su balance. Las aportaciones irán haciéndose de forma progresiva a lo largo de los próximos ocho años, dos menos de los que pretendía Alemania.

Uno de los mayores puntos de fricción durante las negociaciones fue aclarar quién tendría la última palabra para decidir que un banco debe ser intervenido. El Parlamento Europeo quería que fuera una institución comunitaria, mientras que los Estados querían tener ellos la última palabra. Al final se buscó una solución intermedia, ya que el BCE tendrá un "papel de liderazgo" a la hora de decidir si un banco está al borde de la quiebra y debe pasar a la liquidación, aunque en los casos más relevantes o cuando existan conflictos de interés serán los países los que tengan la capacidad de tomar la última decisión.

Este principio de acuerdo deja la puerta abierta también a que el fondo pueda endeudarse en los mercados secundarios por si los 55.000 millones para rescatar bancos se quedaran cortos, algo que reclamaban algunos estados miembros.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, calificó de "muy bueno" el pacto alcanzado. Mientras que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, aseguró que "en conjunto es un gran progreso para una mejor unión bancaria. Ya tenemos dos pilares".