El director de la Agencia Tributaria (AEAT), Santiago Menéndez, aseguró que la Agencia no recibe presiones del Gobierno para favorecer a empresas y precisó que bajo su dirección no ha ocurrido "y dudo que nunca ocurriese. No lo permitiría". También insistió en que el cese de una jefa de inspección, tras rechazar un recurso de la multinacional cementera Cemex por una multa de 450 millones de euros, se debió a cambios organizativos, y no a injerencias políticas o a que se hubiera opuesto a órdenes superiores.

El cese de la inspectora provocó la dimisión de su inmediato superior, Ignacio Ucelay, en la Delegación Central de Grandes Contribuyentes de la Agencia Tributaria, y la amenaza de otros compañeros de seguir el mismo camino, según denunció el sindicato de técnicos de la Agencia Tributaria (Gestha). Su presidente, Carlos Cruzado, afirmó el pasado viernes que la "cadena de ceses" de los últimos días se debe a una "intromisión" con "intencionalidad política" en el funcionamiento del organismo, y aseguró que esta situación "viene ocurriendo desde hace meses y es muy malo para la Agencia" porque "da una imagen de ente instrumentalizado políticamente".

Cruzado añadió que éste no es el único ejemplo de la "doble vara de medir" que mantiene la dirección de la Agencia. Y citó el "affair del DNI de la infanta" Cristina, las "insinuaciones" del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sobre el fraude que estarían cometiendo actores y políticos, o el "trato que se ha dado a los clubes de fútbol durante mucho tiempo".

Santiago Menéndez negó posibles injerencias políticas y remarcó, en una entrevista publicada en el diario El País, que "la provisión de puestos de trabajo por el sistema de libre designación está regulada. En este caso se ha producido un cese dentro del proceso lógico de reorganización como consecuencia de la nueva dirección".

Los anteriores ceses por reorganización al llegar nuevos cargos a la Agencia Tributaria se produjeron el pasado verano. Santiago Menéndez lleva cuatro meses en el cargo. Menéndez no negó el malestar entre los inspectores, pero matizó: "Se ha producido un cese y parece ser que hay un cierto descontento entre un grupo pequeño de inspectores de Hacienda del Estado. Actualmente somos 1.800 inspectores... Es un grupo reducido".

Según Menéndez, la Agencia Tributaria tiene un servicio de auditoría interna que "actuará si es necesario".