Veinte minutos de entrevista. El presidente de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa, ha roto su silencio en la cadena SER -un silencio que calificó de error- para clarificar su postura ante la agitada situación que vive la multinacional. 37 años "al pie del cañón" que culminan ahora en un escenario complejo ante la probabilidad de que el juez Ruz acate la recomendación de los fiscales anticorrupción y acabe siendo imputado por los presuntos delitos de falseamiento de las cuentas anuales, de información financiera y del uso de información privilegiada. Con este panorama, Sousa se ha declarado "moralmente tranquilo porque lo he hecho lo mejor que he sabido". "No creo que deba temer a la Justicia", ha concluido. "He sacrificado mi vida, mi familia, mi patrimonio por Pescanova".

"Es normal que tenga que responder a muchas cosas, pero todo lo que he hecho ha sido en beneficio de la empresa, incluido el retraso en la comunicación de las cuentas". De hecho, "ni he vendido todas mis acciones ni me he ido". "Si no creyera en Pescanova hubiese vendido todas mis acciones". ¿A dónde han ido a parar entonces los 27 millones reembolsados? "Diez millones los metí en Pescanova y el resto los destiné a resolver compromisos de liquidez, crediticios a los que estaba obligado". "He vendido lo que no me quedó más remedio que vender".

Más allá de esto, el presidente de la pesquera atribuye a un error de "estimación de la crisis" la actual situación financiera de la firma, que basó su expansión en una sucesión de créditos. "De haberlo sabido, no hubiéramos invertido tanto". No obstante, y aunque ha reconocido que "me he equivocado en muchas cosas", se ha mostrado tajante ante la incertidumbre sobre los números rojos de la compañía: "El agujero no existe".

Buena parte de su discurso se ha centrado en subrayar "el valor de marca" de Pescanova, el liderazgo que ejerce en el mundo de la pesca o en materia de I+D y que, no obstante, "está en cero en nuestros libros". Por ello, ha reiterado una y otra vez su disposición de cara a los administradores concursales"para que España no pierda el liderazgo de marca de Pescanova. Lucharé para que no se fraccione y no se liquiden activos".

Respecto al futuro de los trabajadores, Sousa se ha limitado a explicar que "estamos al día en todas nuestras nóminas, en todo lo que es Hacienda". Y tras reconocer que la reestructuración del sistema financiero español ha sido un factor clave en la crisis de la empresa, Sousa explicó que "estamos buscando una vía de reestructuración de nuestra deuda financiera".

Una deuda a la que les ha llevado una política de expansión tejida en torno a una estrategia crediticia "como tantas empresas españolas". "Nos ha faltado el crédito", admitió. No obstante, considera que con esas inversiones centradas en la acuicultura "podemos afrontar los próximos diez años y triplicar las inversiones efectuadas", dadas las cifras de consumo de pescado a nivel mundial y las perspectivas de crecimiento del sector acuícola que ofrecen organismos internacionales como FAO. Y en ese sentido, ha marcado distancias con otros sectores como el inmobiliario, porque "nuestros precios suben y nuestros productos se venden todos los días".