A día de hoy, las más de 28,7 millones de acciones del grupo Pescanova no se pueden comprar ni vender, no tienen liquidez y, por tanto, carecen de valor. A la espera de que la compañía resucite en bolsa, y desde el 12 de marzo, cada título de la multinacional sigue congelado en los 5,91 euros la acción. Esto significa que, si quisieran comprarla por su valor en el mercado, el inversor tendría que pagar 169,84 millones (5,91 euros por 28,7 millones de acciones).

Este es el cálculo que ha hecho el segundo accionista de la compañía, Grupo Damm, que ya se ha anotado unas pérdidas de 21 millones de euros en su balance tras la crisis de la pesquera. La firma catalana, presidida por Demetrio Carceller, informó ayer de que había decidido revisar "la valoración de la inversión financiera" en Pescanova "registrando una corrección de valor, con impacto en resultados después de impuestos, de 21 millones de euros".

La decisión de Carceller -que está representado en el consejo de Pescanova por su hermano José- ha sido mucho menos drástica que la que tomó su aliado Luxempart, en quien Damm ha encontrado un socio para reclamar la salida de Manuel Fernández de Sousa de la compañía. Los luxemburgueses -representados por François Tesch en el consejo- tasaron en cero euros su 5,873% de la pesquera y se apuntó un impacto en la cuenta de resultados de 48,22 millones, tanto por la depreciación de las acciones como de los bonos convertibles.

Tasación

¿Qué ha hecho Damm? Ha tomado una decisión sencilla de comprender. Antes de que se desatase la crisis en la pesquera la firma valía 500 millones de euros en bolsa y cada acción se pagaba a 17,4 euros. Esto elevaba el 6,2% de Damm (las 1.781.798 acciones que posee) a un valor de 31.003.285 euros. Al reducir el precio de cada título a 5,91 euros (como sigue a día de hoy y sin fecha para que se retome la cotización), la participación de Damm apenas se cotiza a 10.530.426 euros. El resultado es una diferencia de algo menos de 21 millones de euros, que es el impacto negativo que Damm ha incluido en sus cuentas trimestrales.

La banca también ha tenido que provisionar el 25% de los créditos vivos en Pescanova, con lo que no solo los accionistas se han visto perjudicados por la enfermedad súbita del grupo pesquero con sede en Chapela.