A estas alturas, si algo queda claro en el caso Pescanova es que los problemas son muchísimos y los frentes abiertos también. En una copia exacta de la maraña de sociedades y negocios que integran el grupo. Así que tampoco extraña que los administradores designados por Deloitte vayan a contrarreloj en el análisis del complicado escenario que tienen por delante. Por eso mismo el encuentro inicialmente previsto para ayer con los bancos del steering committee en el que se agrupan los principales acreedores se trasladó para el próximo lunes. Para negociar las condiciones en las que las entidades están dispuestas a aportar un balón de oxígeno para los gastos del día a día de la compañía. Lo que sí adelantó el equipo liderado por Senén Touza y Santiago Hurtado es la cifra definitiva de liquidez necesaria para aguantar Pescanova a flote. Son entre 50 y 55 millones de euros, para los que la auditora está dispuesta a dar garantías a la banca con la venta incluso de activos a corto plazo.

"El lunes se nos trasladará una propuesta en profundidad, con todos los detalles que necesitamos", apuntan en el seno del comité de seguimiento de la deuda de la multinacional. Esa cantidad -y que las entidades financieras apelaban a que se fijara de una sola vez, con criterios "conservadores" para evitar nuevas peticiones más adelante-, junto con plazos, las condiciones del préstamo y posibles desinversiones que garanticen la recuperación del dinero y la prioridad de cobro entre los bancos implicados. Serán básicamente los españoles, los que están en el núcleo duro -Sabadell, Popular, Novagalicia, CaixaBank, Bankia-, porque los extranjeros -dos de ellos, RBS y Deutsche Bank, forman parte también del steering committee- siguen sin estar dispuestos a dar ni un euro más.

La información servirá, al menos, como esbozo del plan de viabilidad que la banca reclama y que los administradores tienen que diseñar "cuanto antes" para aligerar el concurso de acreedores. De hecho, en menos de un mes vence la prórroga para presentar las cuentas del pasado ejercicio, que reflejarán el estado real de las tripas del gigante con sede en Chapela. Las entidades exigen también concretar la inyección de liquidez de forma individualizada, que se destine exclusivamente a alimentar el circulante y esas garantías de cobro íntegro. En otras palabras, que este incremento de deuda no pase por una más que posible quita. Habitual en los convenios de cierre de un proceso de estas características y más dada la envergadura del pasivo acumulado por Pescanova, con 3.400 millones al menos pendientes de abonar, el doble de lo reconocido en las últimos balances públicos, sin auditar, de mediados de 2012.

En el entorno de la compañía recuerdan que la aportación de liquidez es "fundamental" para evitar un colapso interno del negocio. Para afrontar la compra de materias primas y nóminas y seguir adelante. La cifra definitiva estaría en línea con lo contemplado por Deloitte cuando asumió las riendas e inició los contactos con la banca. Ya entonces estimó "un mínimo" de 50 millones.

Sobre esas dos ideas hablaba en una visita a Vigo el conselleiro de Economía e Industria, que señala la necesidad de que la llegada de liquidez y el diseño de la estrategia a seguir con Pescanova tienen que ser "etapas complementarias". Fondos "para afrontar los retos más importantes desde el punto de vista de la gestión" como "lo más inmediato" y como "trabajo de fondo" encontrar "un proyecto de viabilidad que, entre otras cosas, "permita garantizar los puestos de trabajo".