Manuel Fernández de Sousa-Faro, que tuvo en sus manos todas las riendas del Grupo Pescanova durante casi 30 años, ya tiene un sustituto formal. Dos personas, en realidad, que la auditoría Deloitte ha designado para intentar salvar la compañía de la liquidación. La empresa ha aceptado, como era previsible, el encargo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que, tras la decisión del juez de lo Mercantil 1 de Pontevedra, retiró a Sousa y al consejo de administración todas las funciones ejecutivas. El magistrado Roberto de la Cruz encomendó a la CNMV que nombrara un nuevo jefe, una especie de consejero delegado, para suplir al mandamás de la multinacional.

Y Deloitte ha escogido a Senén Touza y Santiago Hurtado para llevar a cabo la gestión de una compañía con pocos pulmones para un músculo hambriento de orden y liquidez. Si la deuda final de Pescanova sobrepasa -como así parece- los 3.517 millones (que Reyal Urbis declaró de pasivo cuando suspendió pagos), Touza y Hurtado tendrán en sus manos la segunda mayor quiebra de la historia de España, solo por detrás de Martinsa Fadesa.

Liquidez urgente

Tal y como expusieron ayer los dos expertos (Hurtado es abogado del Estado en excedencia y Touza es licenciado en Empresariales) al comité de empresa de Pescanova SA (la matriz, única que está por ahora en concurso de acreedores), la "prioridad" que se han marcado es la de retomar los contactos con la banca acreedora "en los próximos días" para obtener liquidez (fresh money) e "intentar que todo funcione con normalidad" tanto en Pescanova como en el resto del grupo. No en vano, los tropiezos de la matriz han derivado ya en el preconcurso de Pescafina, la insolvencia de Argenova (Argentina) y la petición de concurso obligatorio para Pesca Chile por parte de HSBC y BCI.

Desde las entidades explicaron que lo más probable es que los contactos entre la empresa y la banca se hagan de forma individual. El steering committe (comité negociador) creado en los escasos 15 días que duró el preconcurso de Pescanova intentaba presionar a la empresa a negociar. Esto decayó con la suspensión de pagos.

"Nos plantearon que van a poner todo su empeño en conseguir una salida para esta situación en la que nos encontramos", explicó el responsable de la Federación de Alimentación de CC OO, Francisco Vilar. "Tienen en cuenta que los empleos juegan un papel primordial en la compañía", de ahí que el primer mensaje trasladado por los dos gestores de Deloitte intente ser esperanzador para una plantilla "nerviosa y preocupada".

Hurtado y Touza, además, son conscientes de que necesitan lograr la "confianza" de los empleados y proveedores ante la profunda crisis de liquidez que ahoga a Pescanova. En el segundo caso es esencial, como explican fuentes jurídicas, que exista un "clima de confianza" para que "no reclamen todos los servicios pagados por adelantado".

Esta situación, con la caja de los bancos cerrada con un manojo de candados y sin fondo de maniobra, es insostenible para una empresa que factura mucho dinero, pero que también gasta grandes cantidades. No en vano, por ejemplo, en 2011 superó los 1.670 millones de euros en facturación, pero el beneficio después de impuestos se quedó en 50 millones.

Los expertos de Deloitte tienen ahora dos meses para elaborar el informe concursal en el que constarán los créditos concursales (las deudas adquiridas antes de suspender pagos), el patrimonio de la empresa y la lista completa de acreedores. Al margen de la que ya envió Pescanova al juzgado, empresas o particulares que tengan impagos de la multinacional disponen de un mes para informar a la administrador concursal de los mismos. Deloitte elaborará, después de un plazo de alegaciones, una prevaloración contable de la empresa. Una especie de radiografía donde se pueda apreciar, ahora sí, si el concurso de Pescanova deriva en responsabilidades para sus exgestores.

A partir de ahí, los miembros de la auditora pueden hacer una propuesta anticipada de convenio (que no es previsible) o elaborar un plan de viabilidad. ¿Con qué condiciones? Puede incluir una quita, un tiempo de espera para recuperar las deudas o ambas cosas a la vez. Por ejemplo, de un débito de 10 millones y con una quita del 50%, el acreedor podría recuperar cinco en tres o cuatro años. Además verán los recursos disponibles para pagar la deuda concursal: venta de activos (filiales), despidos o una refinanciacíón de la deuda.

Será la junta general de acreedores la que tenga la última palabra. Si no se saca adelante un plan de viabilidad Pescanova iría encaminada a la tercera fase de un concurso. La peor, la de la liquidación.