Manuel Fernández de Sousa-Faro, presidente de Pescanova, vendió acciones 46 veces desde el 4 de diciembre del año pasado hasta el 27 de febrero, fecha en que se celebró el consejo de administración en el que no pudo lograr que se aprobaran las cuentas. Llegó a vender dos paquetes de títulos en el mismo día (sucedió cuatro veces), según consta en el registro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Esta vertiginosa actividad de venta produjo lo que muchos se temían pero nadie esperaba en una dimensión tan significada: Sousa no tiene el 14,426% de las acciones de Pescanova. Posee casi la mitad, un 7,45%, apenas 1,25 puntos por encima del Grupo Damm. Esto es, el presidente de la multinacional se deshizo de la mitad de Pescanova justo antes de solicitar el preconcurso de acreedores y cuando los títulos aún se pagaban a una media de 15,57 euros. Si hubiese vendido hoy el mismo paquete de acciones (en total, 1.986.196), habría obtenido apenas 11,7 millones de euros.

¿Cómo se ha sabido esto? Oficialmente, de acuerdo con fuentes del mercado, los accionistas significativos deben informar de sus posiciones (compras o ventas) en un plazo de dos días, algo que Sousa no hizo. Más aún, como le recrimina parte del consejo, tomó decisiones "como presidente con plenos poderes teniendo apenas el 7% del capital". El hecho de que el presidente haya desvelado su posición -en el consejo cifraban su capital en un 10% este fin de semana a preguntas de FARO- se debe a un requerimiento expreso del regulador bursátil, que ha enojado a consejeros, accionistas, bonistas y ha desatado una oleada de críticas sin precedentes al hijo del hombre que fundó el cuarto grupo pesquero del mundo. Ahora se enfrenta a una posible inhabiliación o que el fiscal actúe de oficio por posible uso de información privilegiada.

Problemas en diciembre

En una nota remitida a los medios, Sousa asegura que, "preocupado por la situación de tesorería del grupo y las dificultades que Pescanova tenía para financiarse, decidió poner su patrimonio a disposición de la compañía". ¿Qué implica esto? Que el máximo mandatario de la empresa reconoce que las tensiones de liquidez las conoció en diciembre y enero, no a finales de febrero cuando aseguró no poder formular las cuentas y cargó contra su auditora, BDO, por no haber detectado un desfase entre la deuda auditada y la real. "Estas ventas generaron importantes pérdidas a Fernández de Sousa", dijo la empresa. Esto podría deberse, de ser cierto, al hecho de que el presidente compró acciones a las cajas gallegas cuando la acción se pagaba a 30 euros, con lo que registró minusvalías.

Pero en las operaciones de venta, según la documentación analizada por FARO, se observa cómo los paquetes se vendieron a precio de mercado o incluso a un valor superior al que cerró su cotización en bolsa ese mismo día. Por ejemplo, Sousa vendió el 7 de enero 2.645 acciones a 15,26 euros, mientras que la acción cerró la sesión en los 15,07 euros. Esto se repitió en otras 15 ocasiones, en las que logró vender ingentes cantidades de títulos por encima del precio de mercado.

El día en que más ingresos obtuvo de la venta fue el 13 de febrero, cuando se embolsó más de 3,345 millones con la venta de más de 191.000 acciones. Según aseguró a los medios -y después a la CNMV mediante un hecho relevante-, "vendió acciones para aportar liquidez a la compañía", si bien no explica cuánto ni a través de qué tipo de operación. "Si es un préstamo debe haber un tipo de interés, con una factura con fecha de entrega y recuperación, pero no existe nada de eso", señalaron fuentes conocedoras de la situación financiera de la multinacional. A mayores, es preciso tener en cuenta que el preconcurso saltó, según la compañía, por la no refinanciación de 15 millones de un crédito sindicado, la mitad de lo que Sousa obtuvo en bolsa con la venta de prácticamente la mitad de sus acciones.

El presidente abre así una brecha profunda en el consejo y expone la empresa a una situación sin precedentes: los socios díscolos con su gestión tienen más acciones que él, ya que Damm atesora un 6,2% de las acciones y Luxempart otro 5,837%. En total, más del 12% de los títulos, cinco puntos más que Fernández de Sousa. Se da la casualidad, por último, que el mismo día en que celebraba el consejo para aprobar las cuentas se desprendió de 12.000 títulos por casi 200.000 euros. Tampoco consta a ninguna de las personas consultadas por FARO que ese dinero, obtenido dos días antes de pedir el preconcurso, haya entrado en la caja de Pescanova.Desde Damm han abierto la herida y acusan abiertamente a Sousa de abuso de mercado, y creen que, de saberse que solo tenía el 7,45% de la empresa, no se hubiese aprobado el concurso.

El hermano y el hijo

Pero, a mayores, en la familia de Sousa decidieron levantar ayer todas las alfombras y desvelaron que la sociedad patrimonial ICS Holdings, gracias a la cual se sienta su hermano (Fernando) en el consejo, vendió 2.600.709 títulos por más de 46,8 millones de euros. Nadie en la compañía aclaró -Pescanova remitió ayer tres notas de prensa- informó de la razón de comunicar esta venta teniendo en cuenta que se produjo en el mes de octubre de 2009. Por tanto, ICS Holdings perdió sus acciones, las mismas que le dieron el sillón entre los doce consejeros de la sociedad.

Por último, Inverlema (a través de la cual está Pablo, el hijo de Sousa, en el consejo) también informó ayer de que el 11 de abril de 2012 compró una acción de Pescanova. Se gastó 23,2 euros.