Pescanova afronta hoy un día clave. En el mismo calendario en el que se ha marcado a fuego el 1 de marzo (cuando solicitó el preconcurso), resalta en letras gordas la cita que hoy tiene lugar en Madrid. Los representantes de la banca acreedora -el steering committee- se reúnen por primera vez para trazar una estrategia financiera que despeje las dudas sobre el futuro de la multinacional pesquera. El encuentro, al que asistirá un representante de Pescanova -como avanzó el sábado FARO-, tendrá exigencias de la parte acreedora sobre la mesa, que la compañía debe decidir si acata o no para iniciar el proceso de renegociación del pasivo. Según pudo saber este diario, las entidades reclaman al presidente, Manuel Fernández de Sousa, que nombre un chief financial executive, una especie de consejero delegado con poderes ejecutivos que lidere la interlocución entre Pescanova y las entidades. Esta persona o compañía debería contar con el plácet de los propios bancos una vez la pesquera decidió no renovar el contrato con Houlihan Lokey (que tenía el beneplácito de los más de 40 bancos acreedores).

Y es que en la banca se desconoce todavía a cuánto asciende "realmente" la deuda de Pescanova. El Banco de España eleva la cifra a los 2.500 millones (1.000 más que los reconocidos a cierre del tercer trimestre de 2012), pero el dato concreto es "aún una incógnita". Pese a ese interrogante, en las entidades que conforman este steering committe quieren decidir hoy si contratan un asesor legal. Suenan los nombres de Uría o Cuatrecasas, que tendrían el encargo de "investigar la empresa" y las "ramificaciones que tiene" entre participadas, asociadas y proyectos compartidos (joint ventures). Al margen de esto, este asesor jurídico actuaría en caso de que la banca tuviese pruebas de que Pescanova "ha mentido con los números".

"Lo que nosotros ya sabemos es que hay que refinanciar la deuda, ese punto de partida ya lo hemos asumido. Ahora tenemos que ver cómo es posible hacerlo", apuntaron fuentes de una entidad atrapada en el pasivo de Pescanova. De inicio, y pese al "enfado" de las entidades extranjeras (BNP, Rabobank o Deutsche Bank), la predisposición de la banca es "buena", de ahí que hayan invitado a una persona de Pescanova a acudir al encuentro. Será esta la primera vez que se produzca una reunión en persona, ya que el único contacto entre ambas partes fue el jueves 7 de marzo mediante una videoconferencia a las seis de la tarde (aún estaba Houlihan).

Reticencias

El problema puede ser el propio Fernández de Sousa. Varios consejeros solicitaron al presidente de la multinacional con sede en Chapela que designara a un número dos, un consejero delegado que no existe desde el cese de Alfonso Paz-Andrade. Sousa es reticente a esto, pero desde el entorno de la compañía entienden que es "prioritario" empezar la negociación con la banca con buen pie.

Hasta la fecha han pasado más de dos semanas desde que Pescanova solicitase el preconcurso de acreedores, y solo las disputas internas y las especulaciones mediáticas han devorado ese tiempo. Pescanova tiene solo cuatro meses para renegociar con la banca y evitar la entrada en concurso de acreedores, si no lo solicita antes de ese plazo para alguna de sus filiales o si no opta, directamente, por disolver alguna compañía vinculada.

Mientras tanto se acerca la Semana Santa con las acciones bloqueadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Algunas fuentes creen que la firma "no resiste" en esta situación hasta los días festivos, pero otras consideran que es "improbable" que Fernández de Sousa dé "un paso" y permita "una bicefalia" en la multinacional. El tiempo apremia y el regulador financiero mete prisa a la auditora BDO, que ha quedado en una situación muy comprometida. Si al nivel de pasivo se le suman los 1.000 millones que no habían aflorado hasta ahora evidencia que Pescanova tiene más volumen de pasivo que de activo. Como también adelantó FARO, la multinacional cerró 2012 en pérdidas, que algunos bancos tildan de "abultadas".