Los siete bancos que representan a las más de 40 entidades acreedoras de Pescanova (el steering committee) tuvieron ayer su primera cita formal con la multinacional gallega. En la reunión, que se prolongó durante más de cinco horas en Madrid, la banca echó mano de la libreta para enumerar a Pescanova los requisitos que han decidido poner para empezar, 20 días después de solicitar el concurso de acreedores, a renegociar su deuda. Y son tres, según explicaron a FARO fuentes presentes en la reunión. "Requerimos sus cuentas -el banco no presentó los datos anuales de 2012-, un mapa completo de la deuda del grupo y un plan de reestructuración para empezar a hablar". Un trípode que sirva a las entidades para sacar una foto de la situación real de la empresa que preside Manuel Fernández de Sousa. Y, además, con plazos. "Se les pidió que lo presenten en un plazo no superior a diez días", así que, este año, los días de Semana Santa serán hábiles para la pesquera con sede en Chapela.

A mayores, el steering committee (formado por Banco Sabadell, Banco Popular, Bankia, NCG Banco, RBS y Deutsche Bank) propuso a la multinacional la contratación de un asesor financiero y otro legal, como avanzó ayer FARO. Las entidades proponen que se contrate a la auditora KPMG como interlocutora en el ámbito contable, mientras que el bufete Freshfields se encargaría del asesoramiento legal. Los servicios que presten estas dos firmas deberán ser costeados por Pescanova, un "gasto que no es comparable a la gravedad de la situación en la que se encuentra", según fuentes financieras. Ante esta petición, las tres personas que acudieron en representación de Pescanova solicitaron "tiempo" para evaluarlo, pero la banca no está dispuesta a ser muy condescendiente.

Un interlocutor financiero

De ahí que, como también adelantó este diario, las entidades quieran tener como interlocutor a un director general financiero con "plenos poderes", una especie de consejero delegado "de primer nivel" y "ejecutivo" que "no tenga que consultar cada decisión con la cúpula" de la empresa. Esto es, con el propio Manuel Fernández de Sousa. Este tema no se abordó en el encuentro de ayer, pero la banca ya lo había puesto sobre la mesa en la primera conversación mantenida con Pescanova, el pasado 7 de marzo. Asimismo, consejeros de la multinacional también pidieron a Sousa que nombrase un número dos, aunque el máximo dirigente de la pesquera no es receptivo a una bicefalia en la gestión.

"De lo que se habló fue de eso, de la cuentas, el mapa de deuda y el plan de reestructuración, nadie pidió allí formalmente la destitución de Sousa ni nada parecido", indicaron otras fuentes financieras. Uno de los principales bancos acreedores incidió en que "considera a Pescanova como una empresa, no como un gestor individual", y creen que cualquier movimiento en la cúpula "está en manos de los accionistas".

En los pasillos y corrillos sí hubo especulaciones sobre el futuro de Manuel Fernández de Sousa, sobre las necesidades urgentes de liquidez (algunas fuentes hablan de 150 millones) o sobre la cifra final de deuda, que sigue siendo una incógnita. Por parte de Pescanova acudió su director financiero, José Manuel Gil González, y dos abogados del bufete Lener, contratados la semana pasada. Los representantes de la pesquera expusieron a la banca que están "trabajando con BDO (su auditora)". Pescanova parte, en este ámbito, desde una buena posición, ya que los bancos están dispuestos a negociar. "Nuestro feeling es que es una empresa que vale, aunque sea difícil de entender que haya llegado a esta situación", explicaron desde una de las entidades extranjeras atrapadas en la deuda de la pesquera.

Por último, y según pudo confirmar FARO, el Grupo Damm (segundo accionista de la pesquera, con el 6,2% del capital) exigió la convocatoria de un consejo extraordinario mediante un burofax.