Al margen de las tensiones en el consejo de administración, la situación que en estos momentos vive Pescanova se parece, con evidentes diferencias en la magnitud de las cuentas, a lo que sufren muchas familias por el impacto de la crisis económica. Le falta liquidez. Una y otra vez las entidades financieras que respaldan la viabilidad del negocio tiran de esta comparación para mostrar la luz al final del túnel que suponen estos 120 días de margen marcados por ley para que el preconcurso solicitado hace justo una semana no pase a concurso de acreedores. Los bancos que acumulan una mayor deuda de la multinacional alimentaria gallega siguen moviéndose "para ganar tiempo al tiempo", con la creación ya de un comité de seguimiento en el que poner en común las posibles soluciones y los criterios en la renegociación de los créditos para pactar así una estrategia común.

Sabadell, Novagalicia, Popular-Pastor, Caixabank, Bankia, Santander y Unicaja, con los que Pescanova suma alrededor de 665 millones de euros de su endeudamiento -el total de la supera los 1.500 millones, y roza los 2.600 millones con el pasivo que acumulan sus filiales-, confirmaron en las últimas horas su participación en el comité, en el que también se están interesando el resto de bancos. Tanto nacionales e internacionales, por encima de la veintena, por lo que fuentes cercanas a este pull de entidades dan por hecho que, si no todas, "la mayoría de ellas" acabarán formando parte de esta mesa paralela a la negociación con los asesores contratados por Pescanova para "ordenar" las condiciones del préstamo.

"Porque a todos, independientemente del mayor o menor apego a la empresa -sostienen las mismas fuentes- les interesa cobrar". Algunos de los bancos más implicados en la renegociación de la deuda insisten en que los retos de futuro "son muchos" para el holding presidido por Manuel Fernández de Sousa, pero también "con muchas opciones" para que acabe con éxito.

El punto de mira está, en primer lugar, en los 150 millones de euros del crédito sindicato que desencadenó el entuerto financiero. El rechazo por parte de una buena parte de las entidades a aplazar 90 días la amortización de 15 millones de capital. Pero Pescanova tiene vencimientos este ejercicio superiores a los 113 millones y la deuda a corto plazo supone 750 millones -de 1.522 millones en total con la de largo plazo- en un entorno de mercados y entidades con el grifo todavía muy cerrado a la financiación. "Hay que pasar deuda del corto al largo plazo", coinciden bancos acreedores, que apuntan directamente a uno de los capítulos de las cuentas de resultados como el enemigo a batir. El que recoge el gasto financiero.

El coste de la deuda

Es decir, lo que a Pescanova le cuesta mantener la deuda que sostiene su ambicioso plan de expansión. Sea por esos vencimientos o por los elevados tipos de interés que hay que abonar en los créditos en vigor. Según los propios datos públicos del grupo, la remuneración media de su deuda bancaria en 2010 era del 6,83%. Un 6,97% en 2011. Y del 7,03% en el primer semestre de 2012, como consta en la documentación que acompañó a su hasta ahora última emisión de bonos -una de las más que posibles herramientas para reforzar los recursos propios tras la renegociación, junto a la ampliación de capital y la venta de activos- en la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Precisamente, la colocación de deuda en los mercados llegó a suponer para la firma el abono de cupones por encima del 8%.

El gasto financiero neto en el primer semestre del pasado 2012 -la última información del consolidado que se conoce- acumula un alza del 33,6%, frente al incremento del 2,8% respecto al mismo periodo de 2011 en el resultado antes de impuestos.

"Todo eso tendrá que ir en el plan de viabilidad", cuentan a FARO fuentes cercanas al proceso. El que tendrá que encauzar Houlihan Lokey, el banco de inversión fichado por Pescanova como asesor, y que empezó ya a contactar con algunas de las entidades acreedoras. A la espera, ahora, de un encuentro en firme "para entrar en el fondo".