La tasa de inflación interanual de la zona euro se situó en febrero en el 1,8%, dos décimas menos que en enero, según los primeros cálculos difundidos ayer por la oficina estadística comunitaria Eurostat, que destaca el retroceso pese al aumento de los precios de la energía, del 4% frente al 3,9 % de enero.

La alimentación, las bebidas alcohólicas y el tabaco bajaron al 2,7% frente al 3,2% de enero. La inflación de los servicios se mantuvo estable en el 1,6% y la de los bienes industriales (exceptuados los productos energéticos) no registró cambios y permaneció en el 0,8%.

La inflación de la eurozona se sitúa así, por primera vez desde finales de 2010, en el rellano que, según la referencia utilizada por el Banco Central Europeo (BCE), da entrada a la estabilidad de precios a largo plazo: mantener la inflación "ligeramente por debajo del 2%".

La estimación rápida ha sido elaborada a partir de los datos preliminares sobre los índices de precios ofrecidos por las oficinas estadísticas nacionales de los países del euro, completados con cálculos sobre los países que no enviaron datos sobre los meses de referencia.

España, por contra, cerró febrero con un IPC del 2,8%, que se explica por la subida del precio de los combustibles, pero también por el impacto de la subida de impuestos y por el mantenimiento de los márgenes empresariales, pese a la caída de las ventas y el descenso de los salarios.