La ría de Vigo guarda a veces sorpresas mayúsculas a los pescadores aficionados. Como muestra, la experiencia reciente de cinco de ellos, que en los últimos tres meses han extraído del mar ejemplares con un tamaño fuera de lo común.

El último ha sido un joven vecino del municipio de Oia, que el lunes consiguió capturar un congrio de 33 kilos y algo más de dos metros de longitud. Se cumplía exactamente un mes desde que un vecino de Baiona y su hijo pescaron otro de 28 kilos y 2,20 metros de largo junto al club de yates.

Pero en diciembre ya hubo sorpresas: un joven posaba en O Berbés con otro buen ejemplar de congrio de 10 kilos, una lubina de ocho mordía el anzuelo de un vigués que se encontraba de pesca en Baiona y un hombre de Chapela (Redondela) enganchaba un calamar de dos kilos en vez de los chocos que buscaba.

Los aficionados a la pesca se han ganado fama de exagerados, pero, al menos por una vez, los cinco afortunados no se han visto obligados a echarle cuento para ver a sus amigos verdes de la envidia.

Pero el tamaño, por muy llamativo que resulte, no siempre es sinónimo de calidad. Así lo explicaba ayer José Manuel Otero, intermediario que se ha encargado de gestionar la venta del último "supercongrio" de la ría. "Es difícil de vender, porque es de segunda", reconoce Otero, tras entregar el ejemplar recuperado en Oia a un mayorista vigués, Troncomar, que aún no le ha dado salida. "Es una hembra y tienen la carne demasiado blanda; es como si tuviera la textura de un flan", apunta.

Reconoce, por tanto, que el precio es difícil de calcular, motivo por el que aún no se ha realizado ningún intercambio de dinero por el pescado, "ni se hará hasta que no encuentre un comprador definitivo, en dos o tres días", señaló José Manuel Otero. Quizás eso explique el motivo por el que muchos de los últimos hallazgos en la ría de Vigo han acabado en la despensa de sus captores y, finalmente, en la cazuela o al horno para dar gusto al paladar de un buen número de comensales.

A pesar de lo insólito que resulta la pesca de estos magníficos ejemplares, caben dentro de lo posible, según los profesionales del sector. "No es normal encontrar piezas tan grandes, porque pescarlas es muy difícil", afirma el intermediario de compraventa de pescado. "La única manera es que den con ellos los aficionados, porque con el aparejo que se lanza desde los barcos es prácticamente imposible", agrega.

No se extraña en cambio, del volumen que alcanzan, por ejemplo, los congrios, que "pueden echarse años y años metidos en una cueva submarina de apenas dos o tres metros cuadrados". "Si tienen comida no se arriesgan a salir y por eso crecen de esa manera extraordinaria", asegura Otero.

En todo caso, para los no iniciados, estos animales seguirán siendo portentos de la naturaleza y sus captores algo así como titanes o aguerridos lobos de mar, aunque lo que hayan logrado no sea cosa de ciencia ficción, sino de pesca deportiva a lo grande.