Amid Achi es a Canarias lo que Amancio Ortega ha representado para Galicia. Con algunas notables diferencias, este empresario sirio afincado en las islas también llegó de fuera, montó un emporio basado en ofrecer a la clientela prendas de ropa de una calidad aceptable a precios asequibles, y en medio de la crisis no solo no ha recortado inversiones sino que ha decidido aprovecharla para afianzar su expansión internacional.

El patrimonio del propietario de la cadena canaria de moda Número 1 es más modesto que el del creador de Inditex y el perfil de su empresa es mucho más bajo que el de la multinacional coruñesa –200 tiendas y 1.500 empleados, frente a las 5.000 establecimientos y 92.000 trabajadores que Inditex tiene en todo el mundo–, pero empezó en el negocio al tiempo que el fundador del gigante textil.

Le conoce bien desde que hace treinta años empezó a hacer negocios con él. Además de gestionar la franquicia de Stradivarius en el archipiélago Amid Achi ha montado un almacén de 4.000 metros cuadrados en Dakar (Senegal) para vender en África restos de temporada de las cadenas de Inditex. Este mismo año ha abierto dos tiendas en la capital senegalesa que se abastecen de ese bazar. Amid Achi es la puerta de Ortega al mercado africano y una vía para deshacerse del stock.

El empresario sirio-canario (tiene doble nacionalidad) admira a Ortega por sus logros, porque a Achi le gusta que las personas triunfen, siempre que eso no les lleve a abandonar una humildad que considera necesaria como norma de comportamiento. El cofundador de Inditex junto a su exmujer, Rosalía Mera, rehuye el trato con la prensa y se muestra alérgico a la notoriedad. Pasaba inadvertido entre la sociedad coruñesa hasta hace una década –su rostro era tan desconocido entre el gran público que hasta publicaciones del sector llegaron a dudar de su existencia–, cuando la salida a Bolsa de Inditex le forzó a poner su cara a la memoria anual de la compañía. "Vivo feliz siendo uno más", solía decir.

Aún ahora, que es el hombre más rico de España y la novena fortuna del mundo, según Forbes, viste como cualquier trabajador de su edad, jamás se pone una corbata y acaba de ceder toda la representación de su empresa a su número dos, el flamante presidente de Inditex Pablo Isla. "Conozco a Amancio Ortega prácticamente desde que empezó. Es un fenómeno irrepetible. Lo que ha hecho es para erigirle un monumento por el prestigio y la categoría que ha dado al empresario español", expone su socio sirio-canario.

La relación que Amid Achi e Inditex forjaron hace tres décadas es beneficiosa para ambos. "Zara es una llave maestra que abre el mercado en cualquier país. Soy franquiciado de Stradivarius en Canarias. Mantengo una relación de amistad de hace más de 30 años con ellos y eso ha generado una gran confianza. Ellos necesitan vender su stock en mercados en que no les perjudique. Conmigo saben que la mercancía no va a volver a aparecer de nuevo aquí", comenta el sirio.

Senegal es la primera pica de Amid Achi en África, pero no será la única. Desde que el empresario textil se ha lanzado a aprovechar la proximidad física de Canarias con el continente negro, industriales de Mali, Burkina Faso, Benin, Gambia, Guinea, Costa de Marfil, Mauritania y Cabo Verde han intentado aliarse con él para desarrollar el negocio en sus países. El año que viene abrirá un establecimiento de su cadena Número 1 en otros tres o cuatro países del continente.

"Solo llevamos unos pocos meses y somos la empresa más conocida. Todas las chicas quieren trabajar con nosotros. La mayoría son licenciadas. Claro, pagamos el doble de lo que normalmente se paga allí. La ilusión es tremenda", atestigua. Consciente de las posibilidades que tiene un continente tan grande como África y de su situación privilegiada para explotarla, Amid Achi advierte a sus colegas canarios de la existencia de una clase pudiente en el continente que empieza a darse cuenta de que en ningún sitio de Europa como en Canarias les tratan como a verdaderos turistas, a los que los taxistas recogen el equipaje para guardárselo en el maletero.

Al margen del número de ceros que pueda haber en su cuenta corriente, hay algo que diferencia a Amid Achi de su amigo gallego. Que no invierte ni un céntimo de su dinero en Bolsa ni en la economía financiera, una actitud que tras las últimas semanas se ha demostrado más que prudente. A este empresario no le gusta que otros jueguen sus cartas, sobre todo, cuando lo hacen con los intereses espurios que mueven los mercados.

"Estamos diariamente captando unos mensajes que responden a un absoluto cambio del orden mundial. Alguien está manejando todo y hay una intención clarísima detrás de estos poderosos. No es normal lo que está pasando. Cogen un país y le chupan la sangre", asegura.