La mediación de la delegación del Gobierno senegalés ante Gambia ha dado sus frutos y las autoridades del país africano liberaron ayer al pesquero Kanbal 3 y a sus 23 tripulantes –entre ellos dos gallegos, los mandos del buque, a los que habían retirado sus pasaportes– tras 27 días retenidos en el puerto de Banjul.

Los representantes del Ejecutivo gambiano entregaron ayer por la tarde al consignatario de la casa armadora –la empresa senegalesa Soperca, en la que tiene una pequeña participación la gallega Armadora Pereira– la orden de liberación del cefalopodero. Además, los dos tripulantes gallegos recibieron el pasaporte que les había sido retirado por ser los mandos del barco y pesar sobre él una denuncia por tener mal adujados –recogidos– los cabos de los aparejos. A pesar de retirarles la documentación, el capitán del Kanbal 3 y vecino de Marín, José Ramón Otero Pastoriza, y el jefe de máquinas y residente en Cangas, José Manuel Otero Espasandín, estaban autorizados a circular libremente por la ciudad de Banjul, capital del país africano.

La orden de liberación autorizaba al cefalopodero senegalés a reanudar la marcha hacia su país por lo que, tras llegar todo el papeleo a los mandos del buque, calentaron motores y partieron de Banjul poco después de las 20.30 horas rumbo a la capital de Senegal, Dakar. El cefalopodero tiene previsto pasar un par de días amarrado a puerto para pertrecharse de víveres y combustible y dar un pequeño descanso a la tripulación. Después está previsto que el Kanbal 3 reanude la actividad extractiva en aguas de Senegal, por lo que los dos marineros gallegos no regresarán a Galicia por ahora.

En el momento de la detención, hace cuatro semanas, el buque llevaba una pequeña cantidad de pescado a bordo y navegaba por aguas de Gambia acogiéndose al derecho de paso inocente –al estar navegando, no pescando–, hasta que una patrullera gambiana le cortó el paso y le ordenó poner rumbo a Banjul al comprobar que los cabos de las redes no estaban bien adujados, de forma que se podría interpretar que estaban dispuestos para ser largados al mar en cualquier momento.

La tripulación de la embarcación logró demostrar que las redes no habían sido utilizadas para pescar en aguas de Gambia pero las autoridades del país africano impusieron igualmente una sanción administrativa al buque de 45.000 euros. Tras recibir la notificación de la multa, la empresa armadora la abonó inmediatamente para no perder dinero con el barco y la tripulación parados. Sin embargo, cuando el ministro de Pesca de Gambia ya había firmado la autorización de salida del pesquero, y en el momento en que éste procedía a abandonar Banjul, la presidencia del país ordenó la celebración de un juicio que finalmente no se concretó. A cambio, las autoridades gambianas solicitaron el pago de otros 10.000 euros, que laSoperca también abonó.

Tras el segundo pago la situación entró en un impasse administrativo, por lo que la armadora del barco pidió la intervención del Gobierno de Senegal, que estuvo mediando hasta que ayer se logró la liberación. Sin embargo, las autoridades locales de Banjul exigieron al pesquero un último pago: algunas de las cajas de pescado que había capturado antes de la retención.

Los profesionales españoles llevaban varios años sin tener problemas con las autoridades marítimas del país africano desde que en 1998 el pesquero Briz III fuese apresado por supuesta pesca ilegal. Entonces, diecinueve de los 21 tripulantes del buque español permanecieron retenidos durante 75 días mientras que el arresto del capitán y del jefe de máquinas duró nueve jornadas más, hasta que el Gobierno central y la UE lograron la liberación definitiva del pesquero.