La presencia de fitoplancton portador de biotoxinas mantiene cerrados más del 80% de los polígonos bateeiros de Galicia. La conocida como marea roja llegó en julio, cuando tanto el mercado como las viandas estaban en horas bajas a causa de un desove tardío y la escasez de afloramientos en primavera. El episodio remitió levemente a medida que se acercó agosto y el mejillón se recuperó, pero ahora la toxicidad ha vuelto a despuntar y lo hace cuando la campaña extractiva está lanzada y el molusco presenta su mejor aspecto.

En apenas 24 horas –entre el martes y ayer– fue preciso cerrar una docena de polígonos, lo que indica la magnitud de este proceso, totalmente natural. Este episodio tóxico preocupa, y mucho, tanto a los productores como a los depuradores, cocederos y conserveros, aunque casi todos confían en que no se prolongue en demasía y puedan retomar la actividad en semanas.

Hasta entonces la extracción en las pocas bateas que continúan abiertas va a ser frenética, como se comprobaba ayer.

En Galicia hay alrededor de 3.300 viveros flotantes, y puede que más de 2.500 estén afectados por la marea roja y, por tanto, cerrados. Así, permanecen inoperativos 41 polígonos mejilloneros y 2 de ostra o, lo que es lo mismo, sólo puede extraerse producto en 8 polígonos mejillón –siete de ellos en la ría de Arousa y uno en la de Vigo– y en 2 polígonos de ostra..

En Arousa, están abiertos los polígonos Pobra H, G, A y B, Vilagarcía A, Cambados A2 y Cambados D. En la ría viguesa solo se puede comercializar mejillón de Redondela D.

Las biotoxinas impiden la comercialización del mejillón de los polígonos existentes en el resto de Galicia, es decir, los de Ares-Betanzos, Baiona, Corme-Laxe, Muros-Noia y los 8 de Pontevedra, tradicionalmente la ría más castigada por la marea roja

"El mejillón está ahora en su mejor momento y el rendimiento que ofrece es máximo, por lo que este cierre de bateas resulta altamente perjudicial para todos", apuntaba ayer Javier Blanco, presidente de la Asociación de Mexilloeiros Virxe do Rosario de Vilaxoán (Vilagarcía).

En ese puerto se asienta el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) que se ocupa de vigilar las aguas gallegas y producción, ordenando aperturas y cierres de bateas según los episodios tóxicos avanzan o retroceden.

Desde Intecmar confirmaban ayer la importancia de este episodio tóxico que. aunque no extraordinario en Galicia, llega en un momento complicado.

Hay empresas conserveras y/o cocederos que empezaron hace apenas un par de semanas la campaña del mejillón, mientras que otras –la mayoría– pretendían hacerlo entre ésta y la que viene. El problema es que con la marea roja en estos niveles es imposible atender la demanda, y el sector transformador no tendrá más remedio que aguantar unas semanas más.