El golpe de timón tuvo lugar el jueves. Tras el pertinente requerimiento judicial, Eulen celebró en Bilbao –donde tiene su sede social– una junta general extraordinaria en la que el fundador del grupo de servicios, David Álvarez, de 82 años, recuperó el control de la gestión de la compañía.

El patrón de Eulen hizo valer la mayoría que ostenta (51%) para disolver el consejo de administración y designarse a sí mismo y a María José Álvarez Mezquiriz, uno de los dos hijos que comparten sus tesis –el otro es Jesús David–, administradores solidarios, apartando así del poder a sus otros cinco herederos: Emilio, Pablo, Juan Carlos, Marta y Elvira.

David Álvarez, según el comunicado oficial de la firma, manifestó una vez concluida la junta su intención de convocar una nueva junta extraordinaria "cumplidos los requisitos legales", en cuyo orden del día se incluirían, entre otros asuntos, la restauración de la figura del consejo de administración y el nombramiento "de consejeros independientes y dominicales". En el máximo órgano de gobierno, hasta ahora estaban representados sus siete hijos, cada uno con el 7% del capital; Miguel Cuenca como independiente, y el propio David Álvarez como presidente.

Este nuevo órgano de gobierno sería también el encargado de colocar al grupo Eulen en el mercado alternativo bursátil (MAB) a través de un sistema de listing (sin cotización previa).

La fractura de los Álvarez ha colocado a Eulen (la mayor firma de servicios a empresas, con 82.000 trabajadores en todo el mundo y una facturación superior a los 1.300 millones de euros) y al resto de negocios de la familia, con intereses en sectores como el vitivinícola (Bodegas Vega Sicilia) y el cárnico (con las explotaciones del Valle del Esla y Neal), en el punto de mira de la opinión pública.

Nuevos socios

El plan de David Álvarez es que los nuevos socios de Eulen sean principalmente instituciones que les acompañen y compartan su filosofía empresarial. Además, la futura aportación de capital permitiría a la empresa continuar con sus planes de expansión en el extranjero, principalmente en Estados Unidos. El holding cuenta con divisiones especializadas en servicios de limpieza, seguridad privada, servicios socio-sanitarios, trabajo temporal y medio ambiente.

Las disputas en la familia Álvarez arrancaron en enero del año pasado. Juan Carlos, consejero delegado del grupo y que también está en el consejo del BBVA, y Elvira proponen a su padre que deje la gestión diaria de la empresa. Como colaboradora directa está su tercera esposa (se casó con ella el pasado verano), de 54 años de edad, y a la que algunos de sus vástagos verían como un riesgo de sus intereses. A David Álvarez no le ha hecho gracia la propuesta de estos dos hijos, apoyada por otros tres (Emilio, Pablo y Marta), lo que desencadena al final la pugna familiar.

Enfrentamiento

Según informaciones recogidas en la prensa económica especializada, fuentes próximas a la familia aseguran que sus allegados no han perdido la esperanza de que pueda arreglarse la situación. El objetivo del patrón de Eulen sería preparar la empresa para que quede a salvo de luchas fratricidas en el futuro, evitando que sufra por los avatares de unos accionistas enfrentados.

Sin embargo, las dos partes en conflicto se han puesto en manos de respectivos despachos de abogados para dirimir sus discrepancias. Mientras David Álvarez y dos de sus hijos están siendo asesorados por el jurídico de Eulen, Santiago Carrero, los otros cinco hijos han recurrido al despacho Rodríguez Arias.

De origen leonés, David Álvarez creció en el País Vasco y a principios de los años sesenta puso en marcha una academia de preparación para la universidad, para después montar su primera compañía de servicios, denominada Limpiezas El Sol. En los setenta fundó Prosesa, embrión de Eulen Seguridad y primera piedra del holding actual.