La Consellería do Mar ha decidido intensificar los controles para evitar la existencia de bateas ilegales en las rías gallegas. Lo hace porque cada parque de cultivo está autorizado por ley para colgar hasta un máximo de 500 cuerdas de mejillón y, sin embargo, son muchos los que sobrepasan esa cifra, algunos rondando incluso las 700 cuerdas por vivero. Y eso no es todo, pues se dan casos de cuerdas de producción o recolección de mejilla que superan los 12 metros de largo permitidos y pueden alcanzar los 14 metros de profundidad, con lo que esto supone de producción añadida y por tanto ilegal.

Estas irregularidades, reconocidas por el propio sector, provocan un incontrolado aumento de la producción que en determinadas épocas del año llega a saturar los mercados, al superar la oferta a la demanda.

La abundancia de producto contribuye a que el precio del molusco se desplome, lo que da pie a disputas en el sector y a "guerras de precios" en los muelles y es que para un productor con 700 cuerdas en su batea –algunos tienen varias– resulta más sencillo tirar el precio y fijar tarifas que para los que, con las 500 autorizadas, no pueden permitirse rebajas.

Tanto el sector como la consellería son conscientes de la amenaza de esa producción clandestina, de ahí que la Administración decidiera intensificar los controles, a través del servicio de Gardacostas de Galicia.

El incremento de la vigilancia ya empieza a dar sus frutos. Se traduce en la apertura de expedientes administrativos contra los titulares de las concesiones explotadas ilegalmente, pero además se aprecia que el temor a sanciones e incluso a perder la concesión hace que muchos bateeiros opten por retirar las cuerdas ilegales.

En Mar prefieren no entrar a valorar esta situación y se limitan a decir que los servicios de inspección "cumplen con su deber", pero desde el sector productor reconocen que, efectivamente, el control se ha intensificado en las últimas semanas, y algunos mejilloneros se felicitan por ello.