La autopista del mar de Vigo, uno de los proyectos llamados a revitalizar la economía gallega a través del transporte marítimo, se encuentra en estos momentos en el aire. Trasmediterránea, naviera propiedad del grupo Acciona, ha renunciado a la línea que PSA Peugeot Citroën tiene entre los puertos de Vigo y Saint Nazaire (Francia) para el transporte de vehículos y mercancías, contrato que garantiza el pie de carga suficiente para optar a las ayudas que los gobiernos español y francés destinan a las autopistas del mar: 30 millones de euros para cinco años.

La multinacional automovilística francesa, a través de su filial de logística Gefco, ha convocado un nuevo concurso para sus líneas en toda la fachada atlántica europea, al que se han presentado varios proveedores, incluida Acciona Trasmediterránea, actual adjudicataria de los tráficos entre Vigo y Saint Nazaire, y cuyo contrato vence el próximo 31 de diciembre.

Fuentes próximas a la negociación confirman a FARO que Trasmediterránea ha abandonado definitivamente la puja por el tráfico de PSA en Vigo, uno de los contratos estrella del sector marítimo español por su dimensión, por lo que también renuncia a la explotación de la autopista marítima del Atlántico que le había sido adjudicada a principios de este año por los ejecutivos francés y español.

La decisión de Trasmediterránea pone en peligro el que Vigo se convierta al fin en cabecera de las autopistas del mar, ya que la candidatura viguesa depende del proyecto presentado por esta naviera. La comisión intergubernamental hispano-francesa seleccionó dos candidaturas en España entre todas las que se presentaron para las autopistas del mar: la de Vigo y la de Gijón.

La viguesa, llamada Autopista del Mar Atlántica, está encabezada por Acciona Trasmediterránea y plantea una ruta entre Vigo y los puertos franceses de Saint Nazaire y Nantes, con apoyos puntuales de tráficos procedentes de Algeciras y Le Havre. Esta candidatura partía con ventaja respecto a otras por el pie de carga que aporta la fábrica de PSA y su panel de proveedores: la línea Vigo-Saint Nazaire de Citroën retira cada año de las carreteras europeas 40.000 camiones y 120.000 vehículos.

La otra candidatura a la que se le adjudicó la autopista del mar es la de GLD Lines (participada por la italiana Grimaldi y la francesa Louis Dreyfus) y CMA-CGM (también francesa) en colaboración con el puerto asturiano de El Musel.

Fuentes portuarias achacan la decisión de Trasmediterránea a la difícil situación financiera que atraviesa la empresa desde hace unos años –se vio obligada a realizar una ampliación de capital de 110 millones de euros en febrero de este año–; a la actual coyuntura económica, que ha tenido un especial impacto en el mercado automovilístico –la producción de Citroën ha caído de forma considerable respecto a los años 2006 y 2007–, y a las dudas sobre la rentabilidad de las autopistas del mar.

El concurso exige a las navieras unas condiciones mínimas sobre frecuencias y tráficos nada fáciles de cumplir: tienen que transportar 25.000 camiones el primer año, cifra que debe elevarse a los 100.000 en el cuarto ejercicio, y a los 850.000 en el décimo. El propio director de Acciona Trasmediterránea, Antonio Grávalo, admitió hace dos años en una entrevista a este periódico que Puertos del Estado tenía que rebajar sus exigencias para hacer viable el proyecto.

Desde entonces la empresa ha mantenido un mutismo absoluto en relación a este proyecto.

Fuentes de PSA Peugeot Citroën confirman que Gefco está negociando en la actualidad con varios proveedores para la línea de Vigo-Saint Nazaire. "La elección está en curso y afecta a varias líneas atlánticas de PSA, no sólo a la de Vigo", apuntan las mismas fuentes, que prefieren mantener en secreto la identidad de las navieras. El nuevo contrato tendrá una duración de tres años.

Ofertas

No obstante, la prensa especializada en transporte marítimo da por hecho que la línea que ahora cubre Trasmediterránea se la habría quedado Compañía Marítima Hispano Francesa, empresa propiedad de Luis de la Peña Riva, constituida con un capital social de un millón de euros el pasado mes de mayo en Madrid.

Este empresario es un viejo conocido del sector y tiene una estrecha relación con PSA Peugeot Citroën. Fue consejero delegado y accionista de Flota Suardíaz durante 26 años, hasta su salida en 2002 por desavenencias con el resto de accionistas. Tras la privatización de Trasmediterránea, la familia Entrecanales le hizo un hueco en el consejo de administración de la naviera, por lo que tuvo un papel determinante en la adjudicación del contrato de PSA a finales de 2004, que hasta esa fecha era de Flota Suardíaz.

Esta pérdida supuso un duro golpe para la naviera asturiana Suardíaz, que había encargado ocho barcos ro-ro –buques que transportan tráfico rodado– al astillero vigués Hijos de J. Barreras por un importe de 264,4 millones de euros.

Casi cinco años después, Flota Suardíaz, presidida por Juan Riva, ha vuelto a presentarse al concurso de PSA Peugeot Citroën. Fuentes próximas a la negociación aseguran que existe otra oferta atractiva para PSA Peugeot Citroën de una empresa extranjera. Según la multinacional gala, el ganador del concurso se conocerá en las próximas semanas.

La incógnita que se plantea ahora en el sector portuario vigués es qué pasará con la autopista del mar y si existe alguna argucia legal para mantener a Vigo como cabecera de esta supercarretera marítima. Algunas fuentes apuntan incluso a que Trasmediterránea podría llegar a acuerdos con la naviera ganadora del contrato de PSA, aunque todo parece indicar que no será así. Las autopistas del mar surgen con la idea de descongestionar las carreteras, en especial los pasos fronterizos entre estados limítrofes. En el caso español, la UE pretende liberar de tráfico pesado las carreteras que atraviesan los Pirineos.