Nuevas dificultades para las empresas del sector del metal de la provincia de Pontevedra. Los clientes se han puesto duros con el retraso de las entregas de sus pedidos y no quieren excusas de ningún tipo, ni siquiera las derivadas por conflictos de índole laboral ni social. El plazo es sagrado, es la máxima de los clientes.

Desde Asime se reconoce que los contratos de los encargos están asfixiando a los empresarios. "Los sectores de extrusionado de aluminio, construcción y reparación naval y los de metalmecánica, molderos, matriceros y troqueleros han recibido exigencias en este sentido", señala el portavoz empresarial del sector del metal Enrique Mallón.

Para la patronal estas cláusulas "son irracionales" porque "nadie puede garantizar lo que pueda ocurrir en el terreno laboral ni social en los próximos meses. Ningún empresario puede decir a ciencia cierta que no va a haber problemas ni en sus empresas, ni en su sector, ni en su ciudad, ni en todo el país", indica Mallón.

La patronal advierte de que para poder aceptar contratos con esas garantías es necesario tener el concurso y el acuerdo de los trabajadores. "Son ellos los que tienen que decirle al empresario que en su empresa y en el sector habrá paz laboral. Esto es imprescindible para que los clientes de dentro y de fuera de Galicia vuelvan a incluir en sus planes de pedidos la contratación a empresas de la provincia de Pontevedra, cuya imagen se ha visto muy dañada con las últimas huelgas", añade el portavoz empresarial.

La solución para Enrique Mallón pasa por alcanzar cuanto antes un acuerdo en el convenio del metal, satisfactorio para ambas partes, y que abra un periodo de tranquilidad y estabilidad al menos en los próximos tres años.

Para Mallón la oportunidad estará en la próxima reunión del convenio. "Si un empresario no tiene garantías de que su gente vaya a trabajar no puede comprometerse a entregar los pedidos en plazo. Pero esto también significa que la cartera de clientes disminuirá y a su vez pondrá en riesgo puestos de trabajo", aclara Mallón.

Para el portavoz empresarial, muchas firmas están notando la caída de sus pedidos desde las últimos conflictos y "la gran mayoría tarda unos cuantos años en volver a contratar en la provincia y otros ya no lo hacen nunca".

El problema de los plazos de entrega es mucho más importante en el sector del naval, donde los astilleros pueden verse obligados a quedarse con los barcos que han construido.

El secretario del metal de CC OO, Ramón Sarmiento, reconoce que este tipo de cláusulas existe desde hace mucho tiempo en el sector del naval, pero afirma que ahora la medida se está extendiendo a otras empresas del metal que se encuentran en dificultades para cumplir con los plazos.

"Las empresas están notando el cambio de tendencia impuesto por los clientes. Un retraso en la entrega de dos días puede significar la cancelación de todo el pedido", señala Sarmiento.

Hasta ahora los plazos de cancelación "eran razonables, pero ahora se ha endurecido mucho", reconoce el responsable de CC OO del Metal.

La patronal pontevedresa había alertado de la "falta de credibilidad del empresariado pontevedrés" a causa de los conflictos. Mallón asegura que volver a recuperar la imagen seria y cumplidora del sector del metal no va a ser problema fácil de solucionar. De nuevo insiste en que la única vía posible para que vuelva la paz laboral pasa por una aprobación rápida del convenio del sector. "Sin él la incertidumbre y desconfianza de los clientes podría continuar", dice.