La negociación fue larga y difícil. Un año después de la decisión de la multinacional anglo-sueca AstraZéneca de desprenderse de parte de sus activos, ayer se anunció en Vigo la compra de la planta de Porriño, que ocupa una superficie de 43.000 metros cuadrados, por la compañía biotecnológica de capital cien por cien gallego CZV Veterinaria, cuyas instalaciones se encuentran muy próximas a las que acaba de adquirir. No ha existido, en términos contables, un precio de venta sino social. La condición impuesta por AstraZéneca a los posibles compradores era el mantenimiento de los puestos de trabajo. Esto se ha conseguido y garantizado, como mínimo, para los próximos tres años.

Así, CZV Veterinaria, que preside el empresario Pedro Fernández Puentes, primo de los presidentes de Pescanova y de Zeltia, se comprometió a mantener los 96 empleos. Además, AstraZéneca subcontratará a esta compañía la actividad de envasado y distribución de sus medicamentos por un periodo de dos años.

El proyecto de CZV es que la antigua planta de AstraZéneca, que a partir de ahora se denominará Biofabri, se convierta en productora de vacunas para humanos.

En el contrato de venta con CZV se han acordado todos los aspectos logísticos relacionados con los sistemas de información, procedimientos de pedidos, facturación o transporte que no pusieran en riesgo del negocio de comercialización de medicamentos de AstraZéneca durante los próximos dos años.

En el proceso de venta intervinieron las administraciones central y autonómica para evitar el cierre de la planta de AstraZéneca con motivo de la reestructuración mundial del grupo que echó el cerrojo, entre otras, a una planta de Bélgica.

El presidente de AstraZéneca España, Paul Hudson, destacó "la sensibilidad de los empleados de la planta de Porriño, que estuvieron todo el momento informados del proceso de negociación".

Por su parte, el consejero delegado de CZV, Esteban Rodríguez, explicó que esta compañía productora de vacunas animales "es un referente en Europa" y que, entre otros hitos, "ha sido capaz de fabricar 80 millones de vacunas para la fiebre aftosa, la enfermedad de la "lengua azul".

Esteban Rodríguez indicó que el principal destino de las nuevas instalaciones será el de producir vacunas desde el campo de biotecnología para humanos.

"La investigación es uno de los pilares de CZV, ya que en los últimos dos años ha destinado 20 millones y el objetivo a partir de ahora será "el de reforzar el departamento de I+D en la búsqueda de vacunas tanto en el campo veterinario, donde ya somos líderes, como en el campo humano. Lo importante es la tecnología y nosotros la tenemos", afirma Esteban Rodríguez.

El consejero delegado de CZV insistió en que la operación "no ha sido una transacción comercial, sino que estaba condicionada al mantenimiento de los puestos de trabajo y a garantizar la responsabilidad corporativa. No ha habido desembolso en efectivo, sino la condición de preservar como mínimo tres años los empleos. Esto es algo que nadie ni en Galicia ni en resto de España tiene garantizado en estos momentos".

Esteban Rodríguez afirmó que la nueva planta se preparará en los próximos años no sólo para desarrollar nuevas vacunas para humanos sino para mejorar alguna de las ya existentes. "La de la tuberculosis tiene una antigüedad de 50 años y sigue siendo efectiva, pero estamos seguros de que podemos hacerla mejor".

Rodríguez no quiso avanzar los proyectos en los que ya están trabajando. "Ninguna compañía lo hace hasta que sus desarrollos están muy adelantados"•, dijo.

Paul Hudson - Presidente de AstraZéneca España: "Con esta venta hemos hecho lo correcto, no lo más fácil, que sería cerrar"

Ha sido un hombre clave en todo el proceso. Su mayor obsesión es que el centenar de empleados de la planta de Porriño no corriesen la misma suerte que los de las otras que tuvieron que cerrar por la reestructuración de la compañía. Desde hace un año ha venido negociando con posibles compradores. Muchos sólo estaban interesados en los 43.000 metros cuadrados de la empresa.

–¿Tuvo usted que analizar muy bien quién sería el comprador ideal?

–Nuestra posición era muy clara. Queríamos que el comprador se comprometiera a mantener el empleo en la planta de Porriño. CZV nos ofreció garantías y además es un gran fabricante de vacunas para animales. Su presidente me informó de su decisión de abarcar el campo de vacunas para humanos.

–¿Esa garantía de mantener los puestos de trabajo no es fácil de encontrar en estos tiempos?

–No, no lo es. Pero cuando CZV nos explicó su proyecto comprendimos que tenía sentido y proyección de futuro. Eso es muy interesante para los trabajadores de la planta. Es un proyecto sólido, estable y gallego.

–Porriño se ha convertido en un enclave farmacéutico y biotecnológico, ¿cree que la zona tiene la suficientes sinergias, por ejemplo de empleo especializado, para atraer a otras empresas?

–Sin duda tiene un importante potencial. Tenga en cuenta que en el campo de las medicinas se está pasando de las moléculas, que componen los medicamentos tradicionales, a los grandes moléculas compuestas por polímeros, proteínas... Desde luego la zona es un polo de atracción para estas empresas y con mucho futuro.

–Usted no ha querido revelar el precio de la operación.

–Nunca hablamos de precios. En esta ocasión el dinero no ha sido un tema relevante, ha sido lo de menos. Aquí tratamos de mantener los empleos y lo hemos conseguido. Creo que con esta venta hemos hecho lo correcto, no lo más fácil que sería cerrar la planta. Los empleados de CZV tienen asegurado su empleo durante los tres próximos años, algo que no puede decir todo el mundo ni en Galicia ni en el resto de España como dijo el consejero delegado de CZV, Esteban Rodríguez

–¿Cómo se siente después de la venta?

–La verdad es que muy satisfecho. Ha sido un trabajo duro, pero creo que el legado de seguridad que deja AstraZéneca a sus trabajores es de gran valor. Estuvimos negociando durante todo un año y lo más fácil hubiese sido cerrar y quitarnos el problema de encima en quince días.