El deterioro de las cuentas del Estado no toca fondo y el déficit público se encamina hacia un nivel que a final de año puede rondar el 10% del producto interior bruto (PIB), según las estimaciones que maneja el Gobierno.

Las cuentas del período enero–agosto que ayer presentó el secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, suponen, en síntesis, lo siguiente: la diferencia entre lo que el Estado está gastando y lo que ingresa ha superado ya los 60.000 millones de euros, como consecuencia principalmente del aumento del desempleo y del impacto en los ingresos por impuestos de la recesión y de las políticas que el Ejecutivo ha desplegado para intentar ponerle freno.

El día después de la presentación del proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2010, los números del déficit hasta el mes de agosto vinieron a constatar que por ahora no hay señales de recuperación en la contabilidad de la Administración Central.

El Estado registró en ese tiempo un déficit de 60.340 millones, equivalentes al 5,73% del PIB, frente al déficit de 14.574 millones de euros del mismo periodo del año anterior. Esto es, en un año el desfase se ha cuadruplicado.

Este resultado fue consecuencia de unos pagos que se situaron en 120.756 millones de euros, un 22,5% más por el aumento de las prestaciones a los desempleados, mientras que los ingresos sumaron 60.416 millones de euros, un 28,1% menos por la caída de la recaudación por impuestos.

En concreto, la recaudación por IRPF bajó un 12,5% por la ayuda de 400 euros, la del IVA se contrajo un 38,4% condicionado por las devoluciones mensuales extraordinarias y porque, para Ocaña, es la "oveja negra de los impuestos en esta crisis"; mientras el Impuesto de Sociedades aportó un 31,3% menos debido a la menor actividad económica.

El "fondo de la recesión"

Pese al déficit estatal, Carlos Ocaña se ha mostrado confiado en que aunque los ingresos seguirán cayendo de aquí a final de año, lo harán en menor medida, por lo que ha mantenido la previsión del Gobierno de cerrar el año con un déficit del Estado del 8,1%, que ascenderá hasta rozar el 10% si se tiene en cuenta al resto de administraciones públicas.

Ocaña afirmó también que los datos de agosto "confirman" sus previsiones y "son coherentes" con las estimaciones del Ejecutivo.

Y aseguró también el secretario de Estado que "ha pasado la sensación de caída libre" en los ingresos fiscales. "Nos podemos estar acercando al fondo de la recesión", apostilló.

El déficit actual supera el que prevé el Gobierno para 2010 en su proyecto presupuestario. Con la subida de impuestos y con los recortes en gastos e inversiones, el Ejecutivo espera que el próximo año el desfase entre gastos e ingresos sea de 57.000 millones, el 5,4% del PIB.

España, que tiene un nivel de deuda pública inferior a los de los principales países europeos, debería regresar a déficits inferiores al 3% a partir del año 2012, según los emplazamientos que ha formulado la Comisión Europea (CE).

Mientras, las cuentas de la Seguridad Social española siguen en positivo, aunque la crisis ha recortado llamativamente el superávit de la caja que se nutre con las cotizaciones de trabajadores y empresas y que sostiene la columna vertebral del sistema de bienestar social.

El citado superávit retrocedió 33% en los ocho primeros meses del año. Es ahora de 10.706,78 millones, el 1,01% del PIB, según datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración, que confía en cerrar tanto este año como el próximo en positivo.

Mejor de lo previsto

De hecho, según ha afirmado el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, la Seguridad Social cerrará 2009 con un superávit de 7.114,8 millones de euros –el equivalente al 0,7% del PIB–, superior a la estimación realizada hace unos meses, situada entre el 0,3% y el 0,4%.

Esta holgura es resultado de la diferencia entre unos ingresos de 83.243,02 millones de euros, que cayeron el 0,93% en comparación con el mismo periodo del año anterior, y unos gastos de 72.536,24 millones, lo que supuso un aumento del 6,59%.