Autor de más de cien publicaciones científicas en el campo de la investigación marina, Uxío Labarta (Santiago de Compostela, 1949), actual cooordinador en Galicia del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) es un hombre entregado por pasión y devoción al mar, del que augura sin dejar lugar alguno para la más mínima duda que “en él reside la gran reserva de alimentos para la humanidad”.

-De entre los proyectos que el CSIC tiene previsto poner en marcha destaca el denominado Centro Atlántico de Investigaciones Marinas. ¿Qué va a aportar en este campo científico?

-El nuevo centro va a permitir la apertura de nuevas líneas de investigación marina en Galicia y en España, líneas que, en este momento, o son débiles o no existen. Con él Galicia se convertirá, de hecho, en el centro de referencia de la investigación marina en todo el Océano Atlántico. Por otra parte, sus instalaciones actuarán como efecto llamada tanto para investigadores gallegos (que, hasta ahora, han tenido que realizar sus investigaciones fuera de Galicia) como para científicos extranjeros que acudirán aquí porque les ofreceremos unas instalaciones y unas infraestructuras de toda solvencia. Sin duda, aspira a ser el centro puntero de la investigación marina en España.

-¿Por qué defiende usted que en el mar está la futura despensa alimentaria del mundo?

-Pues porque el mar posee un potencial de diversidad y de domesticación de las especies que no tiene la tierra. Eso ya se ha demostrado en los últimos cien años, a lo largo de los cuales la cantidad de especies que se han domesticado para su cultivo y manejo ha sido inmensa. Por eso es precisamente por lo que tiene una importancia fundamental el cuidado del mar.

-Sin embargo, los gallegos dependemos laboralmente cada vez menos de la pesca. ¿Eso significa que la pesca es un sector en extinción?

-No, ni mucho menos. La tendencia mundial nos hace ver que existe una situación estable de la producción extractiva que data de la década de los 90 y que se mueve en torno a los noventa millones de toneladas anuales de capturas. Todo parece indicar que esa capacidad de producción se mantendrá; ahora bien: lo que no ocurrirá es que se esa producción se incremente, a pesar incluso de los avances tecnológicos que permiten la pesca a mayores profundidades. Otra cosa es que los gallegos cada vez pesquemos menos, pero eso tiene que ver, tanto en altura como en bajura, sobre todo en este último caso, con la pérdida de rentabilidad. Ahora nos encontramos con que los marineros de los barcos gallegos no son gallegos pero, claro, eso se debe a que si, en el pasado, para nosotros la pesca representó un hito, hogaño resulta que ya no compensa, o compensa menos, llevar una vida que te exige enormes sacrificios pudiendo optar por otras alternativas profesionales menos exigentes.

-¿No hará falta también un cambio de mentalidad del propio pescador?

-Del pescador y de la gente...En realidad, yo creo que en general el sector ha ido tomando conciencia progresivamente y sabe que, lo importante en la actualidad, no es tanto capturar bien como vender bien: esa es la clave. Los marineros han dado buena prueba de su grado de concienciación aviniéndose a respetar los períodos de vedas al punto de que han logrado incluso la recuperación de especies que hace años estaban en serio peligro de extinción. Por ahí no veo excesivas dificultades, sin embargo un problema que observo con respecto al mar próximo, es decir, al de aquí, es el de la pesca deportiva porque esa sí que es muy difícil de controlar y de regular. Yo respeto muchísimo a los pescadores deportivos, pero hay que reconocer que bajo el paraguas de “pesca deportiva” se esconden auténticos furtivos. Y lo peor es que no se conoce su impacto, no se sabe de cuántas capturas estamos hablando.

- Pero sí que se habla de la bajura como sector en crisis....

-Lo que ocurre con la pesca de bajura es que, debido a sus enormes fluctuaciones, resulta de todo punto imprescindible la conversión del modelo actual en otro más rentable. En ese sentido cabe hablar de la potenciación de la acuicultura y yo personalmente me alegro mucho de que algunas grandes empresas gallegas se hayan percatado de ello. Se trata de poner en marcha modelos que proporcionen mayor rendimiento, que mejoren su capacidad de gestión y que no obliguen a tener que acumular capturas. Las reservas de Lira y Cortegada, y la que se quiere hacer en Cedeira, representan un excelente ejemplo de este cambio de modelo al que me refiero.

-¿Es una buena pauta la emprendida por los mejilloneros?

-Hay que reconocer que el sector mejillonero consiguió, en la década de los 80, aplicar un modelo que resolvió una serie de problemas, principalmente de cobro, que venían arrastrando desde los años 60 y 70. A partir de ese momento el sector bateeiro consiguió tanto incrementar su producción como ganar mucho dinero.

-No osbtante, este sector sufre problemas...

-Sí, pero fíjate que ya no son de gestión de la producción ni de comercialización, como ocurre en otras ramas de la bajura, sino de acceso a los mercados. Ahí sí que es preciso realizar un ajuste.

-Por cierto, que no faltan “vox populi” que digan que las rías están superpobladas de bateas y que ello puede ser perjudicial para otras especies...

-Eso es totalmente falso: ni hay demasiadas bateas ni éstas perjudican, y esto te lo digo porque lo hemos estudiado mucho. Yo no defiendo que haya que instalar más bateas, porque eso llevaría a una hiperproducción de mejillón, pero lo que sí te puedo asegurar es que una batea puede llegar a tener viviendo en ella y en su entorno hasta más de 90 especies. Es más: el mejillón es una especie clave en el sistema, al punto de que hoy en día no sería explicable la existencia de nécora o camarón sin las bateas.

-Pero habrá oído hablar de esto que le digo.

-Por supuesto, he oído hablar mal de las bateas, en cambio apenas se dice nada sobre la cantidad de vertidos residuales que van a la ría sin depuración.

-Cada vez aparecen nuevas especies, como usted decía, pero cuál es la causa: ¿la de que disponemos de mejor tecnología o de que se trata de un ciclo muy propio de la “historia” del mar?

-Cuando hablamos de nuevas especies hay que efectuar nas ciertas matizaciones. Por una parte, existen especies que no eran propias de aquí y que de repente, y de forma ocasional, aparecen, que son las que nosotros denominamos especies invasivas. Un buen ejemplo de ellas es la almeja del Miño. Y, por otra parte, existen casos, como el de la almeja japónica, que son especies que se introducen en nuestros ecosistemas. Con ellas hay que tener mucho cuidado porque pueden desequilibrar el ecosistema. Y luego están, claro está, aquellos ecosistemas que no se conocían o que se conocían mal y que, gracias a los avances tecnológicos, son ahora “descubiertos” por los científicos.

-Es en el mar donde se dice que el fenómeno del cambio climático es más detectable y avanza más deprisa. ¿Por qué?

-Pues porque en el mar los balances como sumidero de CO2 pueden seguirse con mayor facilidad. Cuando uno va a los casquetes polares, como la expedición del Hespérides, y se encuentra con una desaparición de hielo espectacular, ahí es donde detecta que el cambio climático es más visible físicamente que en los ciclos meteorológicos.