La venta de la central de ciclo combinado que Unión Fenosa tenía en Sabón era un secreto a voces hasta que la dirección se reunió con el comité de empresa (con más de 200 delegados) el lunes por la tarde. La Comisión Nacional de la Competencia ya había advertido a Gas Natural de que para proseguir con la compra de Unión Fenosa, tenía que deshacerse 2.000 megavatios de potencia instalada en centrales de ciclo combinado para garantizar que el grupo resultante no tenía una posición de dominio en el mercado del gas generación. Pero al elegir la central de Sabón e incluir en el paquete la térmica de fuel Gas Natural ha optado por la solución más perjudicial para los trabajadores y abre una puja que generará ríos de tinta.

Así al menos lo aseguran los delegados de Comisiones Obreras y USO en el comité de empresa, que alertan de que la operación de venta crea incertidumbre entre los 87 trabajadores con los que cuenta Sabón, en su mayor parte veteranos que se temen que una operación especulativa acabe con unos puestos de trabajo que en Fenosa estaban más asegurados. “Fenosa tiene la central de Meirama y otros centros de trabajo muy cercanos, además de instrumentos para evitar soluciones traumáticas, pero si la compra un grupo que no tenga nada cerca, ¿qué va a pasar?, se pregunta José Manuel Díaz Castiñeira, del comité de empresa de la térmica.

Y es que la térmica de Sabón no es precisamente una perita en dulce. La central de ciclo combinado –con 382 megavatios– es un complejo moderno, inaugurado el año pasado que tiene una vida útil de 20 años, pero la térmica, que quema fuel desde 1967 es una instalación prácticamente obsoleta.

A la tranquilidad de los trabajadores contribuyen poco los rumores que han corrido en los últimos días por los pasillos de la sede de Unión Fenosa. Los comentarios van desde el supuesto interés de Gazpromm a la lusa Energía de Portugal, propietaria de Hidrocantábrico e incluso al grupo Villar-Mir, con una amplia experiencia en el sector de la energía y propietaria, entre otras, de una fábrica para Ferroatlántica en Sabón. La puja no ha hecho más que empezar.