Las pensiones en España no están en riesgo y, cualquiera que sea el alcance y profundidad de la crisis, no se permitirá que se ponga en peligro pensiones, educación y sanidad. Así se expresó el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, en una entrevista concedida ayer a este periódico durante su visita a Gijón. Corbacho, que no rechaza la posibilidad de abordar reformas negociadas del sistema de protección a largo plazo, asegura que las pensiones más bajas seguirán ganando poder adquisitivo, descarta reformas laborales impuestas y desmiente que el mercado laboral español sea rígido y rechaza abaratar el despido.

-La polémica por el futuro de las pensiones ha hecho cundir la inquietud ¿Hay motivos para la preocupación?

-Se han mezclado análisis a corto y a largo plazo. Es incontestable que el sistema público de pensiones tiene una buena salud económica y que así se está demostrando en una situación de crisis económica como la actual, que está afectando a todos los sectores y también a la Seguridad Social, que ha sufrido una merma de 1,2 millones de afiliados. Pero esto no significa en modo alguno que se estén resintiendo los elementos centrales del sistema.Los pensionistas no deben preocuparse en absoluto.

-¿Y a largo plazo?

-Ahí sí podemos abrir una reflexión serena y sosegada, en el marco del Pacto de Toledo, porque la sociedad española va a ser en 2025 distinta de la actual y podría ser que el actual modelo no sea exactamente el que vamos a necesitar a partir de 2025. Pero esto no significa que las pensiones estén en riesgo. No hay motivo para que la angustia se apodere de más 8 millones de pensionistas. La crisis económica será todo lo profunda que sea, pero en modo alguno vamos a pemitir que se pongan en riesgo las pensiones, la educación y la sanidad.

-¿Entrará en déficit la Seguridad Social este año, como dice el Banco de España, o tendrá superávit como asegura el Gobierno?

-La Seguridad Social tiene un presupuesto de 106.000 millones. La extrapolación a partir de la liquidación de este trimestre permite asegurar que este año la Seguridad Social tendrá un superávit del 0,3 ó 0,4% (unos 4.000 millones), aunque inferior al de 2008 (14.000 millones). La Intervención General de la Seguridad Social y la Agencia Tributaria tienen una larga experiencia y nunca se equivocan en sus predicciones. Pero aunque este año tuviésemos déficit, tampoco sería para dramatizar. Un déficit del 0,2% equivaldría a 2.000 millones. Todos los gobiernos del mundo han pasado de pronosticar superávit a prever déficit. No se caería el mundo por ello. Y más cuando el fondo de reserva de la Seguridad Social dispone de 57.000 millones (más del 50% del presupuesto) y que aún aumentará este año.

-El PP dice que las pensiones sólo están seguras con él. ¿El Pacto de Toledo no exige excluir a las pensiones del debate partidista?

-Sí. Y todos deberíamos hacer un esfuerzo para excluir esta cuestión del enfrentamiento político, dado que todos estamos de acuerdo en que tenemos un buen sistema de pensiones, con independencia de que podamos reflexionar sobre reformas para el futuro. Y más cuando el PP es quien preside la comisión del Pacto de Toledo.

-Pero, ¿gestiona el PP mejor que ustedes las pensiones?

-Quien más ha hecho por las pensiones ha sido Rodríguez Zapatero. Cuando el PP dejó el Gobierno en 2004, el fondo de reserva de la Seguridad Social tenía 15.000 millones. En sólo cinco años, Zapatero lo ha llevado a los 57.000 millones. En sus ocho años en el Gobierno el PP nunca aumentó las pensiones de menor cuantía por encima del IPC. Y los gobiernos de Zapatero siempre las hemos subido por encima. Cuando el PP dejó el Gobierno había 17 millones de cotizantes a la Seguridad Social y con Zapatero llegamos a 19,4 millones, aunque ahora estamos por encima de los 18 millones por la crisis. Claro que el PP también dice que con ellos España no hubiera sufrido la crisis internacional. Ya, y dos huevos duros.

-El Banco de España ha sugerido que las pensiones mengüen en la proporción en que lo haga la inflación, igual que se actualizan al alza cuando el IPC rebasa la previsión. ¿Lo van a hacer?

-Este Gobierno no va a pedir a los pensionistas que devuelvan ni un euro. Si a mi suegra la pensión le sube en 16 euros, no le vamos a pedir que devuelva 4. La economía no es sólo macroeconomía. También están las personas. Otra cosa es que en septiembre el Gobierno tendrá que hacer sus previsiones presupuestaria para 2010 y entonces se hará también la de la subida las pensiones. para el año próximo. Pero no forma parte de nuestros objetivos ni de nuestro compromiso electoral que las pensiones pierdan, sino que ganen poder adquisitivo.

-La CEOE reclama una reforma laboral en España ¿Está dispuesto el Gobierno a hacerla?

- La CEOE y los sindicatos están en su derecho de hacer las propuestas que deseen en el seno del diálogo social. Ése es el espacio natural para discutir yacordar. El Gobierno no se niega a ello, pero siempre supeditado a que haya consenso. Y los sindicatos tampoco se oponen a hablar.Pero el Gobierno no va a legislar de forma unilateral reformas laborales. Percibo que, una vez ya finalizados el proceso electoral en CEOE y congresual en los sindicatos, vamos a poder superar los desencuentros que ha habido entre patronal y centrales.

-Patronal y algunos economistas reprochan la rigidez y carestía del despido. ¿Lo comparte?

-Para salir de la crisis tiene que activarse el consumo, que será la manera en que se puedan crear puestos de trabajo. No somos partidarios de abaratar el despido con la excusa de que así se va a generar más empleo.

-¿Pero se puede atribuir la intensa destrucción de empleo en España a la regulación del despido?

-En España lo que hay es un problema de coexistencia de dos mercados laborales: uno, de empleo fijo y con seguridad importante, y otro, de temporalidad excesiva, superior a la media europea, que supone el 27 ó 30%. Y de los 15 ó 16 millones de contratos que se hacen en España, el 89% son temporales y el 10 u 11%, fijos. Esta dualidad se viene produciendo desde hace 15 años. Y hay 8 millones de personas que están entrando y saliendo del mercado laboral. La reflexión que conviene hacer es cómo encontrar un modelo que permita la flexibilidad con la seguridad. Cabe hablarlo pero sin posiciones extremistas predeterminadas. Y si el 89% de los contratos son temporales, desde luego no se puede decir que hay rigidez en el mercado laboral. En España se puede contratar por días, por semanas, etc. Si hubiese rigidez en el despido no habría aumentado el paro en un millón de personas.

-Pero España decrece menos que otros países y sin embargo destruye más empleo.

-EnEspaña hay un problema de paro estructural. Cuando estos años atrás España alcanzó el pleno empleo e incluso vinieron tres millones de inmigrantes porque había demanda de mano de obra, el país mantuvo a la vez una tasa de paro del 8%(dos millones de personas). Pero además España es el país en el que más aumenta la población activa (personas en edad y disposición de trabajar). Aquí ha crecido en 660.000 personas, 30.000 más que la suma del aumento en Francia, Italia y Alemania. España ha recibido una fortísima entrada de inmigrantes, y que están siendo los primeros en perder el empleo. El paro ya supone el 22% de ese colectivo. Y, por último, España tiene una superior dependencia que otros países del sector de la construcción, que es el primero en el que se notó la crisis. Del millón de personas que perdió el empleo en el último año, más de 600.000 son de esa actividad.

-¿Qué estaría pasando hoy en la economía española si nuestra estrategia de crecimiento no se hubiera basado en la vivienda?

-España estaría en una crisis similar en su intensidad a la que se está produciendo en Europa. Habría un ajuste en la industria e industria auxiliar y menor en los servicios.Pero en España se apostó por un modelo de crecimiento tan raudo e intenso que ahora, al sumarse al paro estructural histórico de España y al ajuste de todas las economías, nos depara una destrucción masiva de empleo.

-Y ahora, ¿qué hacemos?

-Hay que dar una respuesta a corto plazo a las personas que se están quedando en el paro y eso exige inversiones productivas para frenar la destrucción de empleo y, al tiempo, garantizar los niveles de protección, no sacralizando el superávit fiscal como un dogma religiososo del que, si te apartas, te expulsan del paraíso. Y cuando se haya frenado la destrucción, habrá que pensar en cómo salir de ahí lo antes posible y hacia dónde vamos. Y ya no podrá ser con el mismo modelo de crecimiento. Habrá que basarse en el conocimiento, la inversión, la innovación y la apuesta por sectores de futuro. Hace siete meses podíamos pensar que estábamos en una crisis pasajera, pero ahora sabemos que con esta crisis va a haber un antes y un después.

-¿Se ha tocado fondo?

-Algunos sectores están llegando ya al valle. A la construcción aún le queda algo de recorrido a la baja. Aunque servicios e industria tienen aún que ajustar, los servicios van a aguantar. La industria tiene un problema de contracción importante del consumo. Si cae la venta de automóviles, la siderurgia también descenderá sus ventas. Pero no estamos hablando de una crisis por obsolescencia de las empresas, de los productos o de sus tecnologías, sino sólo de ajuste por la caída de la demanda. Luego las empresas van a repuntar en cuanto se recupere el ciclo porque su tecnología y su capacidad siguen sirviendo.

-El FMI prevé una tasa de paro en España del 19% en 2010. ¿Lo corrobora?

-El escenario que maneja el Gobierno apunta a que podríamos situarnos en el 16%. Pero la próxima EPA (encuesta de población activa) nos dará la pista más fiable.

-Pretenden ampliar la cobertura social de los desempleados, pero las autonomías se niegan a asumir el coste. ¿Qué harán?

-No vamos a ampliar la prestación por desempleo porque ya hemos hecho un gran esfuerzo económico, con un aumento de 10 millones, para garantizar la cobertura a todos los parados. Pero a las personas que agoten la prestación y el subsidio no deben quedar desprotegidas. Y de forma temporal, y ligado a la formación y al retorno al empleo lo antes posible, se deben diseñar políticas de acompañamiento. Lo que ocurre es que todas estas políticas (las sociales, las de formación, etc.) son competencia de las autonomías. Estamos dispuestos a compartir con las autonomías ese coste sobrevenido.

-Los sindicatos temen que alguna empresa aproveche la coyuntura para ajustar plantillas mediante expedientes de regulación sin motivo. ¿Lo vigilan?

-Hay que confiar en la autoridad laboral. El 90% de los ERE se hacen mediante acuerdos entre empresa y sindicatos, que es la mejor garantía de que no haya ERE ficticios. El ERE puede ser un buen instrumento que, bien usado, no es factor destructor de empleo, sino protector del tejido productivo porque permite ajustar de forma temporal la empresa a una caída de la demanda para que la empresa no desaparezca. Nuestra apuesta son los ERE de supensión y no tanto los de extinción.Haría una llamada a las empresas y a los sindicatos para que traten siempre de que estas medidas transitorias permitan preservar el mayor número de empleos y de tejido productivo, anteponiéndolo en la negociación a cualquier otra cosa. Los sindicatos han dado ejemplos más que sobrados de responsabilidad en negociar casos complejos, como se ha visto en el caso de Seat, aceptando sacrificios para apostar por el futuro de la factoría y del empleo.

-Arcelor-Mittal ha anunciado un ERE para sus 12.000 empleados durante un año. ¿Con qué actitud lo analizará su departamento?

-No tengo más conocimiento que lo que han difundido los medios de comunicación. Cuando llegue la solicitud, la analizaremos. El objetivo del ERE debe ser preservar la mayor capacidad productiva manteniendo el máximo de empleo posible.Por eso es tan importante la negociación entre empresas y sindicatos. Y si la negociación falla, intervendremos como Ministerio de Trabajo, pero siempre con los criterios que acabo de decir.