La BBK se fundó en el año 1990 y es la "sucesora a título universal", según se define en sus estatutos, de la Caja Municipal de Bilbao, creada en 1907, y de la Vizcaína, fundada en 1920.

Por ello, la BBK se considera a sí misma "centenaria" y en 2007 celebró su primer siglo con los que fueron los mejores resultados de su historia hasta entonces y que superó en el ejercicio siguiente, cuando obtuvo un beneficio de 339 millones de euros (un 10% más que en 2007).

Desde el nacimiento de la BBK en 1990, la entidad ha tenido dos presidentes: José Ignacio Berroeta hasta junio de 2003 y Xabier de Irala, que dejará el cargo el próximo 31 de julio.

En su comparecencia para anunciar su marcha, Irala ha destacado hoy que, al buscar el nuevo presidente, la BBK mantendrá el criterio de que el requisito "fundamental" es la capacidad de realizar una "gestión profesional", aunque ha matizado que eso no supone que "no caben los políticos" en ese perfil.

Al margen de políticos -el PNV tiene mayoría en la asamblea de la BBK-, el principal candidato a la presidencia es Ignacio Sánchez-Asiaín, el director general de la entidad, con las funciones propias de un consejero delegado, "fichado" por Irala en febrero de 2008 tras diez años en la dirección del BBVA.

"La sustitución es un proceso que se abre en estos momentos, yo propondré el mejor nombre al Consejo de Administración y la Asamblea, previsiblemente en julio, decidirá", ha dicho Irala.

La caja vizcaína tiene un patrimonio neto, al cierre del pasado ejercicio, de 3.913 millones de euros, una plantilla formada por más de 2.500 trabajadores y cuenta con una red de 430 oficinas distribuidas por 23 provincias españolas, aunque en torno a la mitad de ellas están ubicadas en Vizcaya.

Sus sucursales y cajeros automáticos en Vizcaya han sufrido con frecuencia ataques de violencia callejera, mediante cócteles molotov y otros artefactos incendiarios.

La BBK también ha sido objetivo de la banda terrorista ETA, que en noviembre de 1996 colocó una bomba de cuatro kilos y medio de explosivos en la entrada de su oficina central, en la Gran Vía de Bilbao, aunque fue desactivada por la Ertzaintza.

En los últimos años las tres cajas vascas -BBK, Caja Vital (Álava) y Kutxa (Guipúzcoa)- han intentando en varias ocasiones fusionarse en una gran caja vasca e incluso los presidentes de las tres entidades llegaron a un acuerdo hace tres años, que no salió adelante por la oposición del PP y del PSE-EE, que inicialmente apoyó la operación.

Tras ese fracaso, que no es considerado como tal por Xabier de Irala, los consejos de BBK y Kutxa aprobaron el pasado año su fusión, pero tampoco salió adelante al ser rechazada por la Asamblea de la Kutxa.