José Pérez Díaz, «Pepe el del Popular», concede su segunda entrevista para explicar las razones que le movieron a huir de la Justicia y cómo afronta su próxima extradición a España, donde le piden 22 años de cárcel.

-Empecemos desde el principio. ¿Cuándo y por qué decide marcharse de España?

-Fue en 1991, en los primeros días de marzo. Como todo el mundo sabe estaba trabajando en la sucursal número 1 del Popular en Santander. Por diversas cuestiones comencé a sentir presiones fuertes y tomé la decisión equivocada. Me aconsejaron mal, debería haberme quedado allí para aclararlo todo.

-¿Quién le presionó?

-Las presiones venían del entorno bancario. En la España de 1991 todos los bancos manejaban depósitos de diversa índole y procedencia, algunos de origen fiscal oscuro. Ahí está la base de todo. Yo no sé si lo que hacía era irregular o anormal. Pero lo que sí es seguro es que mi actividad era conocida por mis superiores. A mí me auditaban de forma permanente, cada dos meses. Los interventores del banco lo tenían que ver. Eso de un agujero de 6.000 millones es de chiste.

-¿Le resultó duro huir?

-Fue muy doloroso. Me arrepiento mucho de haberlo hecho. No tenía dinero, y por supuesto nada de lo que se dijo. No me traje una peseta de ese dinero que faltó. Salí de España con 600.000 o 700.000 pesetas, lo que cabía en mi chaqueta, ni documentos, ni nada. Me marché con un pasaporte español a mi nombre, primero a París, luego a Miami, donde estuve dos horas, y finalmente a México.

-En todos estos años, ¿no pensó en regresar?

-Al principio tenía la firme intención de volver. Pero me dijeron: «¿Estás loco? Ni se te ocurra». Luego la bola fue creciendo. Durante todos estos años he tenido que acostarme con el temor de que al día siguiente sería detenido.

-¿Cómo le cazaron?

-Por ir a sacar la visa para ir a una feria en Chicago.

-¿Cómo fue la detención?

-En el momento que iba a la embajada norteamericana me vi rodeado de policías. Me dijeron: «No nos oponga, porque hay 60 personas rodeándole». Y efectivamente, no hice ninguna oposición y les dije mi nombre: José Pérez Díaz.

-¿Sintió alivio?

-En ese momento no, la verdad. Pero conforme fueron pasando las me fui quitando la carga. No digo que me haya alegrado de que me hayan detenido, pero necesitaba quitarme esta carga de encima. Dios me va a dar fortaleza para pasar por esta prueba.