Antonia Magdaleno es uno de los tres administradores concursales de Martinsa Fadesa. En sus manos, en la de sus dos compañeros y en las de las 47 entidades financieras acreedoras de la inmobiliaria, está la supervivencia de la compañía. Magdaleno es optimista y cree que habrá final feliz.

-¿Cómo estaban las cuentas de Martinsa Fadesa cuando se hizo cargo de la compañía?

-Cuando me hice cargo de estas cuentas, seguí el procedimiento habitual, levanté un acta informando al consejo de administración sobre cuál iba a ser nuestra función como administradores concursales y qué actuaciones requerían de nuestra actuación, las que tuvieran un contenido económico. Por ejemplo, para que el consejo adopte la decisión de cambiar de denominación social no necesita nuestra firma porque no tiene contenido económico. Si lo que se acuerda es una ampliación de capital, sí.

-Decía en una ocasión que no veía posible que durante el concurso se anulara la compra de Fadesa...

-Lo que decía es que la OPA y la refinanciación estaban en el periodo temporal previsto por la ley para poder reintegrar. Pero eso no significaba que decidiéramos echar atrás todas las operaciones realizadas en ese periodo. Se tiene que estudiar ésta y todas las demás operaciones que se han hecho durante los dos años anteriores al concurso de acreedores. Pero no puedo informar de nada más porque está dentro del secreto profesional. Desvelar alguna información podría hacer daño a la sociedad.

-¿El concurso tiene alguna secuela para la empresa una vez se llega al convenio?

-No. Todo seguiría igual. Sale del concurso y ya está.

-¿Y para los acreedores?

-Si hay convenio, lo lógico es pensar que todos se sienten confortables con aquello que han firmado.

-¿Cuántas personas están trabajando en su despacho en el concurso de Martinsa Fadesa?

-Un equipo en Galicia de tres personas, el de Valencia que, sin contarme a mí, son cinco y en Madrid dos. Además de lo que hemos externalizado de la Administración concursal, la página web...

-¿Qué cree que les ha pasado a las promotoras para que empiecen todas a presentar concurso de acreedores?

-Es una crisis financiera. Los bancos, de repente, han dejado de financiar a corporaciones. Y, al mismo tiempo, se ha dejado de comprar vivienda. Por ello no se consigue liquidez vía crédito ni por las ventas. Es una situación de ahogo absoluto. Las pólizas de crédito vencen y no se renuevan. Y a las empresas no les queda más salida que presentar el concurso de acreedores.

-Se sabía que la crisis iba a llegar. ¿No se ha destinado demasiado capital a operaciones no rentables?

-Sabíamos que el crecimiento de la economía iba a frenarse. Pero no se sabía que iba a hacerlo tan bruscamente y en picado como lo ha hecho. Ha sido un parón rotundo. Entonces, es imposible avanzar. Eso sí, a toro pasado, muchos dicen que ya lo advirtieron. Pero nadie vio realmente lo que iba a suceder. Al menos, no se sabía que la crisis sería de este calibre.

-¿No cree que también ha habido mala gestión en estas empresas?

-En general, no lo definiría como una mala gestión.

-¿Cuál es el mejor momento para que una empresa presente el concurso de acreedores?

-Muchas veces me preguntan por qué el 99% de empresas que presentan concurso van a liquidación y mi respuesta es siempre la misma: porque no fueron a concurso en el momento adecuado. La tendencia del empresario es aguantar y avalar con sus bienes personales. Y cuando ya no hay otra alternativa, y la tesorería les llega a números negativos, es cuando deciden presentar el concurso. En ese momento, el empresario ya no puede aprovechar las ventajas de la ley concursal para salir del atolladero, porque ya no hay salida. Pero si dos años antes, previendo que vencía la línea de crédito, la empresa presenta un ERE porque sobra gente, la opción concursal puede ser ventajosa para esta empresa. El concurso permite tener un año donde no se ejecutan hipotecas, no se generan intereses y está protegida la empresa. Es mejor aprovechar el concurso antes de que la empresa llegue muerta.

-¿Qué indicadores se deben atender para llegar a presentar el concurso?

-Cada empresa es un mundo. La buena decisión la toma un director financiero junto con un buen gestor que, a la vista del pasivo de la sociedad, a corto y largo, se da cuenta de que es mejor presentar el concurso.

-¿Por qué las empresas no toman antes esas decisiones?

-Las grandes porque intentan negociar con los bancos hasta el último momento. Y normalmente, llegan a tiempo. Llanera, por ejemplo, probablemente sí llegará a tiempo y saldrá bien del concurso. Martinsa, aunque es pronto aventurarlo, también llegará a tiempo. Ambas no han llegado tan ahogadas. Pero al pequeño empresario le duele tanto perder su proyecto que ni siquiera es una cuestión de negligencia, sino de no querer ver la realidad.

-También por la transparencia que conlleva estar en un concurso de acreedores...

-Sí, el principal motivo es que en este país ir a concurso es como un lastre. En Estados Unidos se toma esta decisión porque el empresario tiene asumido que no quiere acabar destrozando la empresa. Se aprovecha un método legal para salir adelante. Pero estas circunstancias tienen que ir cambiando poco a poco.

-¿Es preferible ir a concurso antes que llegar a un acuerdo con los bancos para refinanciar deuda?

-Depende del acuerdo. No hay una respuesta genérica. Si el acuerdo de refinanciación es un acuerdo razonable para la empresa, obviamente es preferible llegar a un acuerdo. Pero si es un acuerdo leonino que retrasa la muerte de la empresa, pues es mejor ir a concurso y evitar que la empresa se cargue de más deuda.

-Hace unos meses las refinanciaciones de los bancos no eran tan comunes, pero ahora sí...

-Los bancos siempre están interesados en refinanciar.

-Pero, ¿es siempre la mejor alternativa para las empresas?

-No estoy en ninguno de estos casos, por lo que no puedo opinar. Sin embargo, los bancos tienden a hacer acuerdos leoninos, que piensan poco en la empresa. Ahí está el buen profesional, el que gestiona la refinanciación para conseguir sacar comisiones que le convengan a la empresa.

-Lo que parece es que usted es como una especie de gestora de empresas en crisis...

-No tanto. O no exactamente. La función de un administrador concursal jurista no es de toma de decisiones, porque la mayoría de los concursos son voluntarios, no necesarios. Y lo que hace la administración concursal en los concursos voluntarios es intervenir las decisiones del director general o del consejo de administración. Sólo si el concurso es necesario y la empresa tiene las facultades suspendidas ejercemos directamente la labor directiva .

-¿Entonces es como un médico para una empresa en crisis?

-Sí. Más o menos.

-¿La crisis les ha traído más trabajo a los abogados entre las empresas inmobiliarias?

-Ha dado más trabajo a otro tipo de especialistas en Derecho. Antes de la crisis había más trabajo para los especialistas en urbanismo, con grandes operaciones. Y ahora les ha tocado la carga de trabajo a los especialistas en derecho concursal.

-¿Han incrementado la plantilla en su despacho?

-En el departamento de concursal y procesal hemos aumentado en unas doce personas durante dos o tres años.

-¿No cree que las remuneraciones de los administradores concursales son muy elevadas?

-Depende del concurso y del pasivo y activo de la sociedad. Yo estoy en concursos con 200 euros de remuneración y no con menos trabajo que las grandes, porque igual tienen 200 trabajadores y un expediente de regulación de empleo a cuestas. Pero eso no es noticia. En cambio, en Martinsa Fadesa es noticia que yo ganase seis millones, aunque el auto dice cuatro millones. Son cuatro millones, pero tengo a medio despacho trabajando para Martinsa y todo mi tiempo está dedicado a la empresa.