La Comisión Europea propondrá hoy un plan de recuperación cuyo objetivo es coordinar las medidas que están tomando los Gobiernos de la UE contra la recesión y evitar que las acciones de un Estado miembro tengan repercusiones negativas sobre el resto. Las diferencias entre Alemania, Francia y Reino Unido, que no están de acuerdo ni sobre la amplitud de la intervención necesaria ni sobre los instrumentos para llevarla a cabo, están lastrando la iniciativa de Bruselas.

El Ejecutivo comunitario pedirá a los Estados miembros que adopten medidas de estímulo fiscal para sostener la demanda y evitar que la economía de la UE se hunda en una espiral recesiva. Seguirá así las recomendaciones aprobadas por los líderes del G-20 en la cumbre de Washington del pasado 15 de noviembre. Aunque Bruselas no ha querido dar cifras, el ministro alemán de Economía, Michael Glos, avanzó la semana pasada que el importe total de estas medidas ascenderá a 130.000 millones de euros, lo que equivale al 1% del PIB de cada Estado miembro.

La canciller alemana, Angela Merkel, ha frenado al presidente francés, Nicolas Sarkozy, que abogaba por un plan de estímulo más ambicioso. "No hace falta confundir acción y precipitación", dijo Merkel este lunes tras reunirse con Sarkozy. Merkel señalo que hay que dar prioridad a las medidas que "no cuesten dinero" a los Estados y sostuvo también que antes de embarcarse en nuevas acciones conviene evaluar el resultado de las ya adoptadas. Por su parte, Sarkozy intentó minimizar las diferencias con Berlín, aunque no ahorró críticas a Alemania. "Estamos de acuerdo sobre la coordinación. Sobre la necesidad de tomar otras medidas, Francia trabaja y Alemania reflexiona", resumió el presidente galo.

El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, ha defendido en las últimas semanas la necesidad de que el estímulo sea "lo suficientemente grande y audaz para que funcione a corto plazo", lo que le sitúa más cerca de Sarkozy que de Merkel. "Estamos viviendo momentos excepcionales que requieren medidas excepcionales", subraya Barroso, que aclara que el plan de recuperación que proponga el Ejecutivo comunitario tendrá en cuenta las distintas situaciones en las que se encuentran los Estados miembros.

Como ya sucediera con los planes de rescate bancario, el primer ministro británico, Gordon Brown, ha sido el primero en adoptar su propio plan de estímulo, que se basa en una rebaja temporal del IVA del 17,5% al 15%, el mínimo que exige la legislación comunitaria. Pero a diferencia de los planes bancarios, en este caso no será seguido por el resto de países de la UE. Tanto Francia, como Alemania y España han dicho que la rebaja generalizada del IVA "no es una buena respuesta".

Vía libre para superar el 3% de déficit

Para que los Estados miembros puedan financiar sus planes nacionales de estímulo fiscal, el Ejecutivo comunitario confirmará este miércoles que durante los próximos meses utilizará al máximo la flexibilidad que permite el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) tal y como se reformó en 2005. Ello significa que se relajará el límite del 3% de déficit público que contempla el Pacto y no se sancionará a los Estados miembros que lo superen.

El propio comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, ha explicado en los últimos días que si un Estado miembro supera el límite del 3% de déficit pero la desviación es escasa y temporal, la UE no le abrirá un procedimiento por déficit excesivo porque tendrá en cuenta las "circunstancias excepcionales" que está atravesando la economía.

Si al final se abre un expediente y la situación económica sigue siendo negativa, el plazo para corregir el déficit excesivo se extenderá a más de un año. Y si las circunstancias excepcionales continúan al final del periodo, no se avanzará en el procedimiento sancionador sino que Bruselas se limitará a realizar nuevas recomendaciones.

Los planes de estímulo fiscal serán puramente nacionales y la UE se limitará a coordinarlos para maximizar sus efectos y evitar efectos negativos en otros países. Bruselas descarta de momento que haya "dinero nuevo" del presupuesto de la UE para sostener la demanda porque haría falta modificar las perspectivas financieras ya pactadas para el periodo 2007-2013 y sería imposible encontrar la unanimidad de los 27.

Lo único que propondrá hacer la Comisión a escala europea es acelerar el pago de los 350.000 millones de euros de fondos estructurales previstos para el periodo de 2007-2013 con el objetivo de estimular la inversión en infraestructuras o en I+D en toda la UE. Bruselas permitirá además que los Estados miembros modifiquen el uso del dinero procedente del Fondo Social Europeo que ya tienen asignado y lo destinen a ayudar a recolocar a los parados. Propondrá también un cambio en las reglas del nuevo Fondo de Adaptación a la Globalización, dotado con 500 millones de euros al año, para que sea más fácil de utilizar en tiempo de crisis.

Ayudas para el sector del automóvil

El plan de recuperación tendrá un capítulo dedicado a la industria del automóvil, pero tampoco aquí se prevén de momento ayudas directas. Por un lado, la Comisión defenderá incentivos fiscales para sustituir los coches viejos por vehículos poco contaminantes, según anunció la semana pasada el comisario de Industria, Günter Verheugen. Esta medida debe tomarse a nivel nacional pero el Ejecutivo comunitario quiere impulsar un enfoque coordinado.

Por otro lado, Verheugen explicó que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) aumentará su línea de créditos blandos para los productores de coches con el objetivo de que éstos puedan seguir llevando a cabo las inversiones necesarias para fabricar vehículos más limpios. El comisario de Industria dijo que en diciembre podrían tomarse las decisiones necesarias para aumentar la línea de crédito del BEI. En una ocasión anterior, llegó a precisar que la línea podría llegar hasta 40.000 millones de euros, tal y como pide la industria.

El plan de recuperación que proponga Bruselas será discutido por los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre que se celebrará los días 11 y 12 de diciembre.