Los dirigentes de los Tres Grandes de Detroit repitieron ayer ante un Congreso escéptico sus predicciones de un descalabro económico si no se aprueba pronto un plan de 25.000 millones de dólares que ataje la crisis de liquidez de la industria automotriz.

Presentando un frente unido, los presidentes de General Motors (GM), Rick Wagoner; de Chrysler, Robert Nardelli, y de Ford, Alan Mullaly, insistieron ayer en que están en juego millones de empleos que dependen del sector automotriz.

Durante una audiencia del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, explicaron que no se trata de un “rescate” sino de un “préstamo” que les permita cumplir con sus obligaciones y que, en todo caso, lo pagarían más los intereses.

Los tres repitieron sus testimonios del martes ante el Comité de Banca del Senado, al afirmar que, a largo plazo, sería más barato aprobar ese préstamo que afrontar el enorme“coste humano”del colapso del sector.

“Nuestra industria necesita que nos tiendan un puente ante el abismo financiero que se nos ha abierto”, afirmó Wagoner, al señalar que el dinero se usaría para las operaciones, suministros, salarios y beneficios para los trabajadores y jubilados, y el pago de impuestos locales y estatales.

Wagoner enumeró las medidas que ha adoptado GM para su viabilidad a largo plazo, e insistió en que la precaria situación del sector no se debe a un modelo “fallido”, como denuncian sus críticos,sino a la crisis financiera global.

Esta,a su vez,ha restringido el crédito y reducido las ventas en la industria a su nivel per cápita más bajo desde la Segunda Guerra Mundial,señaló.

Añadió que los “costes sociales” del derrumbe del sector serían “catastróficos”: la pérdida de tres millones de empleos en el primer año; una reducción de ingresos personales por 150.000 millones de dólares,y la pérdida de recaudación de impuestos por más de 156.000 millones de dólares en más de tres años.

Se calcula que cerca de cinco millones de empleos dependen del sector, y su colapso,además, afectaría la confianza de los negocios y consumidores.

“Sin este apoyo inmediato, la liquidez de Chrysler caería por debajo del nivel necesario para mantener las operaciones”, advirtió Nardelli, cuya empresa es la única de los Tres que no cotiza en bolsa. Según Nardelli,una bancarrota sería “devastadora” pero un salvavidas del Congreso permitiría que Chrysler continúe la cobertura médica y pensiones de los jubilados,