Agencias  Washington/Londres

Europa 1-0 Estados Unidos. La prensa mundial recoge con moderado escepticismo las conclusiones reflejadas en la declaración final de la cumbre del G-20 celebrada en Washington y coincide en apuntar que en ciertos aspectos se trata de una "victoria" de la Unión Europea, al mismo tiempo que señalan la debilidad de la posición del presidente estadounidense, George Bush, que el próximo 20 de enero traspasará sus poderes a Barack Obama, quien no participó en la cumbre.

Los medios de EE UU aseguran que las ambiciones de la cumbre de Washington se han visto mermadas por la ausencia de Obama y el próximo final de la era Bush, por lo que las conclusiones de la cumbre suponen sólo una guía para futuros encuentros, en los que el nuevo presidente de EE UU tendrá ya un papel activo.

En este sentido, "The New York Times" considera que las conclusiones de la cumbre confían buena parte de la tarea al próximo presidente de EE UU, puesto que la cumbre estableció una "hoja de ruta para superar la crisis que pospone las decisiones más complicadas hasta que Obama haya tomado posesión"

Asimismo, el periódico neoyorquino también reconoce que el texto "coloca la culpa de la crisis en el portal de EE UU" con la referencia a economías avanzadas que habían tomado pasos equivocados.

En Europa, la prensa británica destaca sobre todo el respaldo obtenido en las conclusiones de la cumbre por algunas de las propuestas defendidas por el primer ministro de Reino unido, Gordon Brown, al que reconoce que "puede reclamar el éxito".

En este sentido, se da por sentado que la próxima cumbre se celebrará en Londres, ya que Reino Unido presidirá el G-20, y subraya que el comunicado respaldó medidas como estímulos fiscales para estimular la demanda y la creación de colegios de supervisores que vigilen las instituciones financieras transfronterizas, propuestas defendidas por Brown.

Así, "The Guardian" reconoce que el primer ministro británico "ha emergido en la crisis como un hombre clave", aunque señala la existencia de contradicciones entre los participantes en la reunión que no permitían mayores acuerdos que pactar estímulos para impulsar la economía o fijar una nueva cumbre.

Lejos quedan los tiempos en que Gordon Brown era tan "impopular" entre los británicos que hasta se quedaba sin estatua en el Museo de Cera de Londres. Ahora, el primer ministro británico ve refrendado en las encuestas su activo papel y la aceptación mundial de sus iniciativas contra la crisis económica, según se desprende del último sondeo publicado "The Sunday Times".