La crisis que comenzó en el sistema bancario estadounidense y se extendió al europeo hizo estragos en los distintos mercados mundiales, y los países latinoamericanos no pudieron mantenerse inmunes a un fenómeno considerado por especialistas como el más grave desde 1929, el año en que comenzó la Gran Depresión.

A la quiebra de bancos en EE.UU. y Europa le siguió el derrumbe de las principales bolsas, cuyo efecto dominó se regó por el resto del mundo, así como la caída en picada de los precios de la materias primas, especialmente las minerales, y la depreciación de monedas emergentes que hasta hace unos meses parecían competir en solidez con el dólar.

Pese a las declaraciones optimistas de algunos Gobiernos latinoamericanos en el sentido de que la crisis era problema de otros, y a las medidas tomadas para evitar un contagio de la economía real, el pesimismo de los inversores ante la posibilidad de una recesión mundial pasó la factura a empresas y bolsas.

En algunas plazas, como las de Sao Paulo y Buenos Aires, las pérdidas en octubre llegaron a superar la semana pasada el 40 por ciento, y en México el 30 por ciento, pero el rebote de las últimas sesiones les permitió cerrar el mes con un balance menos desolador.

Octubre fue un mes "ruin y sombrío, de preocupación y desconfianza que trajo perjuicios considerables" a muchas acciones y mercados, dijo a Efe Guilherme Aguiar, director de Company Proyectos Financieros, empresa brasileña especializada en la captación de inversiones externas.

Agregó que "después de cuarenta días de turbulencias, en la última semana de octubre volvió la confianza a los inversores", lo que no quiere decir que el capítulo de la crisis financiera y el vendaval que produjo en las bolsas pueda darse por cerrado.

"La crisis no pasó", señaló el experto, quien recordó las millonarias pérdidas de empresas brasileñas por las operaciones con contratos futuros que apostaban por un real fuerte y fueron sorprendidas por la depreciación de la moneda brasileña frente al dólar.

Si el real perdió en este mes más del 13 por ciento frente al dólar, una situación similar experimentaron otras monedas de la región, como el peso colombiano, que junto a la divisa brasileña era la que más se había apreciado en este año.

Pese a los vigorosos repuntes de última hora, a las plazas latinoamericanas no les alcanzó para recuperar todo lo perdido en las turbulentas cuatro primeras semanas del mes.

El índice Ibovespa de la bolsa de Sao Paulo ganó en los últimos cinco días el 18,34 por ciento, pero perdió el 24,74 por ciento en octubre, mientras que en el año ha dejado el 41,68 por ciento.

En la Bolsa Mexicana de Valores, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) avanzó en la semana el 20,41 por ciento, pero en el mes cayó el 17,85 por ciento y en el año está con un saldo negativo del 30,78 por ciento.

Peor le fue el Merval de Buenos Aires, que pese a que recuperó en la semana el 13,53 por ciento, cayó el 36,75 por ciento en el mes y el 53,02% en lo que va de 2008.

El IPSA de la Bolsa de Comercio de Santiago cerró octubre con pérdidas del 9,57 por ciento que se elevan al 18,42 por ciento en el acumulado anual.

El repunte semanal del 8,31 por ciento del IGBC tampoco le alcanzó a la Bolsa de Colombia, que anotó pérdidas del 21,86 por ciento en el mes y del 32,43 por ciento en el año.

Una situación similar vivió el Índice General de la Bolsa de Valores de Lima (IGBVL), que anotó en rojos el resultado del mes (-37,02%) y del acumulado del año (-59,74%).

Para el jefe de operaciones de la consultora brasileña Tendencias, Juan Jensen, "todavía hay muchas cosas por aparecer" en los mercados bursátiles y cambiarios, por lo que no se puede pensar que la crisis quedó enterrada en octubre.