Los líderes iberoamericanos reunidos en El Salvador han acordado, a iniciativa de Venezuela, y a pesar de que Hugo Chávez ha sido uno de los grandes ausentes de la cita, "evaluar la oportunidad de convocar con urgencia" una reunión de jefes de Estado y de Gobierno en la ONU ante la "gravedad de la crisis financiera".

La crisis financiera ha acaparado la atención de los debates de los jefes de Estado y de Gobierno en esta XVIII Cumbre Iberoamericana que terminó ayer, a pesar de que el lema de la cita era la juventud y el desarrollo.

Como conclusión de esas conversaciones, los líderes aprobaron una declaración especial sobre la coyuntura económica mundial que aglutina la posición común de Iberoamérica en este materia.

Así, la Comunidad Iberoamericana reivindica una "participación universal, democrática y equitativa" en el debate y solución de la actual crisis financiera internacional y expresa su "determinación de participar y contribuir activamente en un proceso de transformación profunda y amplia de la arquitectura financiera internacional, que establezca instrumentos de prevención y respuesta inmediata ante futuras crisis y garantice una regulación eficaz de los mercados de capitales".

También reafirmaron su "compromiso" a la hora de adoptar "las medidas necesarias para proteger el empleo y la inversión, garantizar la disponibilidad de financiamiento para las actividades productivas e impulsar políticas sociales que beneficien en particular a los sectores más vulnerables de sus sociedades".

Aunque los líderes iberoamericanos reconocen que varios países de la comunidad están "en mejores condiciones que en el pasado" para hacer frente a la crisis financiera, advirtieron de que "no deben subestimarse sus potenciales efectos sobre el sector real de la economía, ni sobre la estabilidad política y social de la región".