A Martinsa-Fadesa no le falta patrimonio. Tiene, y mucho. El problema es el dinero de la caja, la liquidez. El bolsillo está tan vacío que ni siquiera pudo arañar los 150 millones de euros que le hubieran permitido cumplir una de las cláusulas impuestas por las entidades financieras para revisar los plazos de la multimillonaria deuda que arrastra y posiblemente así evitar la mayor suspensión de pagos de la historia en España. Su presidente, Fernando Martín, y el resto de directivos del consejo de administración "entienden" que hay todavía margen para la esperanza, que la compañía tiene "viabilidad". Con la mayor cartera de suelo de toda Europa, el concurso de acreedores llega en un momento álgido de la actividad inmobiliaria del grupo, que tiene en obras o fase de proyecto casi 47.000 viviendas repartidas por proyectos residenciales y bloques de pisos y apartamentos en España, media Europa y algunos países latinoamericanos. Como si de la noche a la mañana surgiera un nuevo ayuntamiento de mediano tamaño en Galicia. Primera cuestión: ¿qué pasará con ellas? Desde Martinsa-Fadesa aseguran que seguirán adelante con la construcción. Al fin y al cabo, lo que necesitan es dinero. Y urgentemente.

Algo menos de la mitad de los inmuebles están en España. Unos 21.200. En urbanizaciones discretas, como el Residencial Torres Europa de Barcelona, con 291 viviendas, o macroproyectos de 3.000 unidades, el caso de Las Dehesas de San Mateo (Zaragoza) o el Residencial Vega Golf, con 4.000, en Murcia. Martinsa-Fadesa combina su presencia en casa con desarrollos urbanísticos en ciudades del interior que están creciendo -Valladolid, Burgos o Toledo- y con la casi obligada pica para una empresa del sector en la costa levantina, andaluza y las islas.

De la etapa anterior, de la sociedad Martinsa, la compañía heredó importantísimos proyectos de Madrid, la cuna de su negocio por entonces. A Fernando Martín, de hecho, se le conoce en la capital -además de por su fugaz paso por la presidencia del Real Madrid- como el creador de los nuevos barrios de la periferia. En Arganda, más de 1.000 viviendas, todavía con los trámites de licencias; en Colmenar y en la misma situación, otras 400; hasta 127 en Móstoles Sur; otras 276 en Villanueva de la Cañada; y la guinda, un exclusivo edificio de 26 en la Castellana.

En Galicia los proyectos residenciales son sólo dos. El Mirador de Casablanca, en la entrada de la ciudad de A Coruña, que Martín levantó antes de comprar Fadesa; y uno de los grandes -y polémicos- tesoros del grupo, la urbanización Miño-Golf, con 1.217 viviendas, campo de golf, zonas verdes y de ocio, área comercial, hotel e instalaciones deportivas.

La internacionalización de la compañía, que se presentó desde el primer consejo de administración que presidió Martín como uno de los antídotos ante la crisis que vivía el mercado, ha llevado a Martinsa-Fadesa a estar presente en media Europa. La apuesta en Francia son los apartamentos, más de 1.000 pendientes de acabar. En Europa del Este, los barrios y residenciales para casi todo tipo de comprador. La oferta supera las 3.000 viviendas en Polonia, llega hasta las 7.600 en Rumanía y las 2.100 en Hungría. La clave en Marruecos son los resort turísticos, especialmente el Mediterranea Saïdia, que supone buena parte de las 8.000 residencias que el grupo promueve en el país. En Portugal, 3.000 viviendas más.

¿Y cuánto vale todo eso, viviendas que aún no lo son? Pues según el último balance realizado para Martinsa-Fadesa por la tasadora CB Richard Ellis, las obras en curso alcanzan los 3.158,6 millones de euros. Una parte muy relevante de todas las propiedades que alimentan el entramado empresarial de Martín, con un precio si se pusiera a la venta, y siempre según el informe de la sociedad de tasación, de casi 11.000 millones de euros. De ahí, la postura de los directivos de la compañía. "Cuenta con recursos patrimoniales y organizativos suficientes para afrontar en el medio plazo la coyuntura financiera negativa que le obliga a presentar solicitud de concurso voluntario", destaca la notificación remitida por el equipo de Fernando Martín a la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Tercera cuestión: ¿cuál es el principal activo de la cartera de propiedades? Sí, el suelo. Lo era ya para cada una de las empresas por separado y lo sigue siendo medio año después de la fusión. Su valor de mercado, a junio de 2008, roza los 6.700 millones de euros. Aquí sí es más sencillo vender que en el caso de las viviendas sin acabar para salir de la grave crisis que atraviesa el grupo. Más de 27 millones de metros cuadrados todavía por poner en valor, de los que el 58,75% están en España, un 12,89% en México, un 10,75% en Marruecos, un 6% en Rumanía y otro 6% en Hungría, y el resto se reparte por Portugal, Francia, Bulgaria, Polonia y República Dominicana. Todos, "potencialmente edificables".

Las sedes, el mobiliario... el patrimonio en sí mismo del grupo supera los 161 millones de euros. Otros 133 millones vienen del golf, con 20 campos gestionados, 13 de ellos en España, de los que funcionan ya 7. Entre los proyectos internacionales destacan otros cinco de grandes dimensiones en los complejos que está creando en Marruecos y dos más en México, dos de las zonas donde además había hasta ahora planes para desarrollar hoteles. Hasta 25 nuevas instalaciones.

La actividad de la compañía se completa con una división de proyectos industriales con la que se construyó el Centro Logístico de Transportes de Culleredo (A Coruña) y se opta a los de O Pino (cerca de Santiago de Compostela) y Antequera (Málaga). En cuanto a centros comerciales, otra de las patas del negocio, hay dos en funcionamiento, en A Coruña, cuatro en construcción y siete más que sólo son hoy por hoy un proyecto.

Pero, ¿de dónde vendrá la tabla de salvación más inmediata para las cuentas? Los expertos hablan de las ventas pendientes, valoradas en más de 450 millones.