Desde septiembre del año pasado, cuando la tasa de interés de referencia estaba en el 5 por ciento, la Reserva Federal ha aflojado su política monetaria hasta bajar la tasa de interés al 2 por ciento actual.

Las declaraciones recientes del presidente de la Reserva, Ben Bernanke, y otros miembros del Comité que mostraron preocupación por el empuje de inflación, han persuadido a la mayoría de los inversores de que, en esta sesión de la "Fed", habrá una pausa en el proceso de bajada de las tasas.

El viernes, el Fondo Monetario Internacional (FMI), en una evaluación de la coyuntura económica estadounidense, elevó en 0,6 puntos porcentuales su previsión de crecimiento, al 1,1 por ciento, ante la percepción de que la mayor economía del mundo se comportó mejor de lo esperado en el primer trimestre.

La economía de Estados Unidos creció un 0,9 por ciento, en términos anuales, entre enero y marzo, frente al 0,6 por ciento del último trimestre de 2007, según los últimos datos oficiales.

En el tercer trimestre de 2007 el ritmo de crecimiento había sido mucho mayor, del 4,9 por ciento.

La economía, sin embargo, sigue dando señales ambiguas: el Departamento de Trabajo informó en los últimos días de que el desempleo en mayo subió cinco décimas, hasta el 5,5 por ciento.

El dato sugiere a la Reserva que la economía todavía necesita el estímulo de bajas tasas de interés.

El crecimiento económico, a pesar del optimismo del FMI, está casi estancado y los aumentos de los precios del petróleo han duplicado el ritmo de la inflación desde enero.

Por otra parte, la concesión de préstamos sigue siendo baja, lo que muestra que la restricción del crédito, causada por el desmoronamiento del negocio inmobiliario, no ha finalizado.

En mayo el ritmo de comienzo de obras en casas nuevas marcó su nivel más bajo en siete años, y ese indicador ha bajado un 32,1 por ciento en un año.

Desde diciembre, la Reserva Federal ha inyectado por diversos mecanismos más de 500.000 millones de dólares en el sistema financiero, lo que lo ha mantenido funcionando sin un mayor deterioro.

Al tiempo que el sistema bancario se mantiene frágil, algunos analistas recuerdan que la Reserva Federal no ha subido la tasa de interés de referencia en el verano u otoño que precede a una elección presidencial desde 1988.

Otro factor en la ecuación económica son los 152.000 millones de dólares que recibirán más de 130 millones de contribuyentes dentro de un "paquete de estímulo" aprobado por el Congreso y promulgado en febrero por el presidente George W. Bush.

Desde entonces, el rápido incremento de los precios de combustibles y alimentos ha afectado a más consumidores que, posiblemente, usarán los cheques para reducir su deuda o pagar gasolina y comida, más que para adquirir nuevos artículos de consumo.

Estas razones sugieren, por sentido común, que la Reserva haría bien en dejar las tasas de interés como están.

No obstante, en el mercado de futuros, el 48 por ciento de los operadores cree que la tasa de interés subirá al 2,25 por ciento en agosto, y el 67 por ciento apuesta a que la tasa de interés habrá llegado al 2,75 por ciento en noviembre.