- ¿Cómo valora lo ocurido el viernes en Vigo: tres heridos en enfrentamientos entre policías y armadores?

- No entendemos por qué se mandaron esa cantidad de antidisturbios y tampoco su actitud hacia el autobús de Espaderos Guardeses. Nos cachearon, nos sacaron las mochilas y las pancartas. Desde luego, no íbamos ni a quemar ni a romper ningún mobiliario urbano sino a ejercer nuestro derecho a la libertad de expresión aprovechando la presencia de la ministra para pedirle que recapacite sobre la apertura inmediata de negciaciones. También valoramos muy negativamente que la Subdelegación del Gobierno no haya contestado nuestras llamadas pidiéndole explicaciones y, por supuesto, no creemos ser, como dijo la ministra en Cíes, una minoría que está enturbiando la imagen del sector. Espaderos Guardeses hemos tenido siempre un comportamiento ejemplar y nos distinguimos por ser muy activos pero también muy civilizados. Parece una provocación que la ministra venga a Vigo, el puerto pesquero más importante de Europa, en un momento de grave crisis y sin querer dialogar con nosotros.

- Los sindicatos no secundan sus protestas y les acusan de no repercutir en los trabajadores las ayudas de la Administración...

- Hay matices. La postura de Xavier Aboi, de CIG Mar, por ejemplo, me parece razonable pero, en cambio, he escuchado declaraciones al represente de CC OO, Ramiro Otero, que me parecen inadmisibles. No es momento de atacar a los armadores, poniendo en tela de juicio nuestra honorabilidad. No es aceptable. Sólo lo entiendo desde su amistad con la conselleira de Pesca o con Fragueiro. Si sigue esta crisis desaparecen las empresas y los puestos de trabajo. En muchos puertos aún hay el salario a la parte pero se les garantiza el mínimo. Cuando podamos reducir algún coste por la negociación, claro se van a ver beneficiados los trabajadores. En este momento estamos luchando por defender las empresas que, si se hunden, se hunde también el empleo. La pesca debe ser un sector estratégico para Galicia y no lo están defendiendo así. Se puede defender a los trabajadores sin atacar al tejido empresarial.