La Comisión Europea (CE) propuso ayer prohibir desde 2008 arrojar al mar los peces ya muertos que han sido capturados de forma accidental y que no venderán en puerto, los llamados "descartes". El objetivo de la propuesta comunitaria es proteger el ecosistema marino y asegurar la reserva de ejemplares maduros en el futuro, para lo que los pescadores no podrán deshacerse de especies marinas no comerciales, juveniles o fuera de cuota.

La eliminación de los descartes contribuirá además a "gestionar mejor el esfuerzo pesquero europeo" y a "conseguir un sistema pesquero sostenible", según afirmó ayer el comisario europeo de Pesca, Joe Borg, en la conferencia de prensa en que presentó la iniciativa.

Para controlar que se cumple la normativa, la propuesta del ejecutivo comunitario incluye la obligación de descargar en tierra todo lo capturado en el mar.

La CE estima que la prohibición, que se aplicará de forma gradual "pesquería por pesquería", será un incentivo para que los armadores pongan en marcha técnicas que les permitan no sobrepasar los "máximos aceptables" de pesca accesoria y eliminar los descartes, explicó Borg.

Junto a la nueva prohibición, cuyos detalles se decidirán en las negociaciones que se lleven a cabo con los Estados miembros, la CE pretende continuar promoviendo medidas ya existentes como los avisos acústicos para los cetáceos juveniles o las redes que permiten la captura selectiva.

El coste de la aplicación de esta prohibición es uno de los puntos "más complicados" de la propuesta, reconoció Borg, que afirmó que su aplicación podría llevar aparejada compensaciones económicas para las pesquerías y un "posible incremento de los Totales Admisibles de Capturas (TAC) y los cupos por países".

El comisario señaló que la prohibición de los descartes ya se realiza en Noruega e Islandia con costes asumibles y resultados positivos. Además, explicó Borg que los descartes son un problema a erradicar porque significan un desperdicio de recursos" para las pesquerías comunitarias, que descartan entre un 70 y un 90% de las capturas globales, según cifras de la CE.

Con los descartes descargados en tierra como consecuencia de la prohibición, se fabricarán harinas y aceites y los beneficios no podrán recaer en ningún buque concreto, para evitar que se promueva la captura de las especies que forman los descartes y se creen negocios paralelos.