Reducir, reciclar, reutilizar. Popularizada por las organizaciones ecologistas y presentada por el primer ministro de Japón en la Cumbre del G8 de 2004, la regla de las tres erres es una propuesta que busca desarrollar hábitos de consumo responsables.

El primer concepto, reducir, apunta al hecho obvio de que si se reduce el consumo energético y de bienes materiales, también disminuirá el gasto de materias primas y agua así como el aporte de CO2 a la atmosfera y el consumo de energía.

La reutilización aboga por darle una segunda vida útil a los objetos y materiales, mientras que el reciclaje se basa en tratar los desechos con el fin de obtener nuevos productos, preservar materiales potencialmente útiles y evitar así el daño medioambiental que conlleva su eliminación.

Es en este punto donde entran en juego las empresas especializadas en gestión de residuos, desechos que se pueden dividir en dos grandes grupos: industriales y urbanos no peligrosos, y peligrosos.

El primer grupo constituye el grueso de la actividad de una compañía ubicada en O Porriño, que ofrece una gestión integral en el tratamiento de estos residuos, basándose siempre en el estudio de las necesidades de cada cliente. Así, según su tipo y volumen, se coloca un contenedor con capacidad de entre 3 y 30 m³, un compactador o incluso una cisterna, y cuando los depósitos están llenos, los camiones de la empresa se encargan de retirarlos y transportarlos.

"Nuestro equipo analiza los residuos para determinar si se pueden aprovechar para reducir los costes derivados de su eliminación e incluso, si existe la posibilidad de obtener beneficios a través de su valorización como un nuevo recurso", afirman.

Los residuos no aprovechables los llevan a su planta de reciclaje en As Gándaras o a un vertedero controlado y autorizado, donde se eliminan bajo control administrativo.

En cuanto a los residuos peligrosos, la empresa cuenta con colaboradores que los analizan y, una vez que autorizan su tratamiento, en la compañía facilitan al cliente el contenedor más apropiado para sus necesidades de acuerdo con la legislación vigente, procediendo posteriormente a retirar y transportar el material tóxico o peligroso a la planta de tratamiento específica.

"Disponemos de las autorizaciones necesarias para el transportes de residuos peligrosos, asumiendo o no la titularidad de los mismos, en función de las necesidades de cada cliente. Para ello, utilizamos camiones equipados con las últimas medidas de seguridad recogidas en la Normativa ADR que garantizan un servicio limpio y seguro", explican.