El taxi local, ajeno a la amenaza de los VTC, no secunda la huelga del sector
Este tipo de servicio de transporte privado no ha llegado a los concellos de la zona, y desde el gremio dudan que lo haga en un futuro próximo | Prevalecen el trato cercano y la confianza

Un taxi estacionado en la parada de la calle Avenida de Ponteareas, A Estrada. | Bernabé/ Javier Lalín
El sector del taxi protesta estos días ante los edificios de la Xunta de Galicia en Santiago de Compostela por la irrupción de los Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) en las principales ciudades gallegas. Sin embargo, en el ámbito local, los taxistas de los concellos de las comarcas no secundan esta movilización y continúan operando con normalidad, ya que consideran que se trata de un problema ajeno a su realidad empresarial.
Según explican varios profesionales del sector en Lalín y A Estrada, por el momento este tipo de competencia no ha llegado al entorno municipal, y dudan que lo haga a corto plazo. José María, conductor estradense con años de experiencia en el gremio, conoce bien la dinámica de su negocio y no percibe a los VTC como una amenaza inmediata en el municipio. «Aquí ni hay ni va a haber, e incluso si ocurriera, dudo que nos afectase demasiado», señala. En su opinión, el mayor impacto podría producirse en los trayectos de larga distancia: «Sería distinto si nos quitasen los viajes largos, como los desplazamientos al aeropuerto, y nos dejasen solo los del rural. Pero aquí, si un vecino viaja contigo un día, lo más habitual es que te vuelva a llamar la próxima vez que lo necesite».
En Lalín comparten esta visión y, por ahora, no ven motivos de preocupación ante la llegada de este tipo de servicios de movilidad privada.
Los concellos del entorno rural funcionan bajo dinámicas distintas a las de las ciudades. El sector del taxi trabaja, especialmente entre semana, con trayectos cortos entre aldeas y núcleos urbanos, siendo la población de mayor edad la que representa la mayor parte de la clientela. En verano la situación cambia: con la celebración de fiestas y eventos en distintas localidades, el servicio se orienta hacia un público más joven.
Aun así, hay un elemento común entre los usuarios del transporte privado en las comarcas: la confianza. Es frecuente que los vecinos tengan ya un taxista de referencia al que recurren cada vez que necesitan desplazarse. El funcionamiento de los VTC, en cambio, se basa en un modelo distinto, habitualmente vinculado al uso de aplicaciones móviles.
Por todas estas particularidades, los taxistas de la zona permanecen estos días en sus puestos habituales, prestando servicio con normalidad y sin sumarse a los paros convocados en la capital gallega, donde miles de profesionales del sector se manifiestan contra lo que consideran una amenaza para su sustento. Esto no significa, no obstante, que los chóferes locales carezcan de inquietudes: el encarecimiento de las pólizas y los «abusos» de las aseguradoras son, según muchos de ellos, los asuntos que más preocupan actualmente a los obreros del kilómetro.
Un modelo digital, más enfocado a la población joven
Quizás muchos vecinos de las comarcas aún desconozcan de qué se habla cuando se mencionan los Vehículos de Transporte con Conductor (VTC). Este modelo de movilidad, que ha crecido de forma vertiginosa en las grandes ciudades, comienza ahora a asomar en Galicia, especialmente en áreas urbanas como A Coruña, Vigo o Santiago de Compostela. Su presencia, todavía limitada, ha sido suficiente para despertar el recelo del sector del taxi.Los VTC funcionan bajo licencias específicas y operan a través de plataformas digitales que permiten reservar el viaje con antelación. A diferencia del taxi, no pueden recoger pasajeros en la calle ni aceptar servicios sin solicitud previa, pero gozan de mayor libertad en tarifas, horarios y zonas de actuación. Esta flexibilidad, sumada a la comodidad del uso por aplicación móvil, ha conquistado a una parte del público más joven y habituado a las nuevas tecnologías.Para los taxistas gallegos, sin embargo, el sistema plantea una competencia desigual. Argumentan que el taxi asume cargas y obligaciones que los VTC no comparten, desde la regulación de precios hasta la disponibilidad permanente o la necesidad de licencias municipales.Más allá de la disputa legal, el conflicto es también cultural. Los profesionales del taxi defienden un servicio de cercanía, sustentado en la confianza, el trato directo y la experiencia, frente al modelo digital.
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