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La sequía desploma la producción eléctrica de Portodemouros

Hace meses que la falta de precipitaciones permite ver la aldea de O Marquesado, anegada tras la construcción de la presa de Portodemouros. Las lluvias de octubre no han solventado la situación: la presa está al 27,% de su capacidad, por lo que su producción eléctrica también ha bajado, hasta los 4 gigavatios por hora. El año pasado tenía disponible cuatro veces más de energía.

Salomé Soutelo

Salomé Soutelo

Agolada

Hace poco más de un mes los meteorólogos nos avisaban de que el otoño arrancaría con menos lluvia de lo habitual y temperaturas más propias del verano. Octubre cumplió con todas las previsiones de ese ‘veroño’, porque entre las precipitaciones de la segunda mitad del mes y sobre todo de la borrasca Benjamín, en la estación del casco urbano de Lalín se recogieron solo 99 litros por metro cuadrado (l/m²), caídos a lo largo de 10 jornadas. El mes de octubre del año pasado fue bastante más lluvioso, el triple para ser más exactos. Meteogalicia calcula que en Lalín cayeron en ese mes 332,7 milímetros de precipitaciones, repartidos en 22 días.

Sin deportes náuticos

Esos casi 100 l/m² del mes que acabamos de cerrar ya dejan notar su efecto en un renovado pero discreto manto verde en jardines, fincas recién sembradas para el forraje de invierno e incluso en el suelo arrasado por el fuego en el monte de San Martiño, en Dozón. Pero era y es tal la necesidad de agua que la presa de Portodemouros sigue como estaba desde comienzos de verano: con la aldea de O Marquesado a la vista y sin que se pueda practicar ningún deporte náutico sobre el agua embalsada. El pantano explota el agua del río Ulla, que a su vez bebe de afluentes como el Deza, el Arnego o el Furelos.

El boletín hidrológico de la Dirección General del Agua, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, indica que la reserva hídrica actual del embalse es de 83 hectómetros cúbicos (hm³), menos de la mitad de los 176 que registraba en la misma semana del año pasado, y debido, lógico, a esa profunda diferencia de precipitaciones. También es verdad que el año pasado fue el tercer ejercicio más lluvioso desde que se tienen registros. Pero la situación actual nos deja claro qué nos espera con el cambio climático, porque la media de agua embalsada en Portodemouros en los últimos diez años, 171 hm³, es también muy superior a la actual.

Para producir electricidad en los pantanos se transforma la energía potencial gravitatoria del agua embalsada (por eso, a mayor altura, mayor energía potencial) en energía cinética: el agua en movimiento se libera de forma muy controlada para hacer girar las turbinas de la central hidroeléctrica, que van conectadas a un generador. El generador transforma esa energía mecánica en energía eléctrica. Pues bien, según los datos que ofrece el Miteco, Portodemouros tiene una energía teórica máxima producible de 39 gigavatios por hora (GWh). La escasez de lluvia explica que su energía actual disponible sea el 10% de esa cifra, es decir 4 Gwh. Y claro, está muy por debajo de los 18 Gwh de octubre del año pasado.

Forcarei también acusa la sequía

Si los datos tanto de las precipitaciones caídas sobre Lalín como del agua embalsada y la producción eléctrica de Portodemouros despiertan la alerta sobre la necesidad de las lluvias, impresionan aún más las cifras de la estación meteorológica de Forcarei. Este municipio pasa por ser el más lluvioso de las comarcas de Deza y Tabeirós-Montes, ya que la cumbre de la Serra do Candán ‘atrapa’ las nubes, de forma que descargan más que en Silleda, al otro lado de la cadena montañosa. Pues bien, el octubre que acaba de terminar dejó tras de sí 258,4 milímetros de precipitaciones sobre el concello forcaricense, concentrados sobre todo en la segunda mitad del mes y en las jornadas del citado temporal Benjamín (el 22 y 23). Pero es que en octubre del año pasado, las precipitaciones en Forcarei llegaron a ser más del doble, con 569 litros por metro cuadrado.

La de mayor capacidad de Galicia-Costa

Tendrán que pasar varias semanas, y también varias borrascas, hasta que O Marquesado vuelva a quedar oculto y Portodemouros nos ‘obligue’ a los amantes del turismo industrial a aparcar el coche en el puente de la PO-905 junto al aliviadero y poder disfrutar de toda su grandiosidad. Y es normal que la sequía se haya cebado con Portodemouros: con sus 297 hm³ de capacidad es, de lejos, la presa más grande de la Demarcación Hidrográfica Galicia-Costa. La siguiente es Eume, sobre el río del mismo nombre en As Pontes de García Rodríguez, con 123 hm³, es decir, menos de la mitad que Portodemouros. Por eso, esta presa coruñesa está ya al 65% de su capacidad, mientras Portodemouros se queda en el 27,9%. El río Ulla, por otra parte, también produce energía a través de otro pantano, en Touro. Este embalse no está explotado por Naturgy sino por PHG, y su capacidad es muy modesta en comparación con Portodemouros, pues ocupa solo 3,78 hm³.

Las mediciones tanto del Miteco como de Augas de Galicia corresponden al pasado lunes, 27 de octubre. El organismo autonómico permite consultar el volumen de agua embalsada en total en los pantanos para abastecimiento de agua y en los destinados a producir energía eléctrica, caso del de Portodemouros. De este modo, en las presas que suministran agua para consumo ahora mismo hay una ocupación de 39,39 hm³, que es el 61% de los 63,85 totales. En cuanto a las que producen energía eléctrica, su volumen actual está en 263,94 hm³, esto es, el 42,5% de los 620,63 totales.

A más de 25 grados

El cambio climático trae consigo consecuencias para la salud, el comercio, la biodiversidad y también las infraestructuras. Las lluvias concentradas en borrascas de muy escasa duración puede causar daños en las carreteras, como ocurrió en febrero de 2024 en la OU-536 a la altura del municipio de Xunqueira de Espadanedo: un estribo de la Ponte da Caseta, que ya presentaba inestabilidad, acabó colapsando tras varias semanas de precipitaciones. Y las temperaturas extremas durante el verano pueden hacer lo mismo también sobre los viales, porque si el termómetro del coche nos marca los 40 ºC, es probable que el asfalto del firme esté a 60 y acabe agrietándose.

Lalín estuvo cerca de los 40 ºC en el ecuador del verano, y en octubre dejó claro este cambio climático, con ocho jornadas en las que las temperaturas máximas rebasaron los 25 grados. El día de mayor calor correspondió a comienzos de mes, al 2 de octubre, cuando se rebasaron los 27 grados. Al analizar los datos de temperatura máxima de octubre del año pasado, resulta que en ninguno de sus 31 días se superaron los 25 grados. Es más, el valor más alto se quedó en los 22,7 del 14 de octubre.

Mínimas por debajo de 10

Pero es evidente que en otoño e invierno, al tener noches más largas, el termómetro caiga durante las horas sin sol y marque una diferencia más acusada. Según los datos que maneja Meteogalicia, hubo 14 días en el casco urbano de Lalín en el que las mínimas se quedaron por debajo de los 10 grados, y llegaron a los 6,4 ºC en la jornada del día 5. En esta categoría, el octubre del año pasado fue similar, con 11 días en que la mínima no alcanzó los 10 grados, y su temperatura más baja fueron los 5,6 del día 25.

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